Cuando
te duermes, miro cómo sueñas.
Parece
que estés muerta y, sin embargo,
dentro
de ti la vida se despliega
como
un libro infantil.
Cruzo
un país de pechos montañosos,
de
pliegues laberínticos,
hasta
llegar al límite imposible
de
tu interior.
Te
amo.
Amo
la cercanía de tu cuerpo
tendido
junto al mío, respirante,
la
primavera nórdica y el frío de tus pies.
Yo
sé que no estás muerta y, sin embargo,
parece
que ensayaras tu desaparición.
Si
ahora se despertase, la habitación, el mundo
se
esfumarían contigo sin esfuerzo.
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