Ya
Papanek lo decía:
“No
hay profesión más infame,
por
dañina, –yo lo brame–
que
publicista”. Por días
vendiendo
las tonterías
ni
útiles ni necesarias;
Subidón
para los parias,
por
unas pocas monedas...
Así,
girando la rueda,
el
consumo canta su aria.
Igual
que hámster esclavo,
la
rueda gira que gira
con
el ansia que transpira
coche,
chalet y lenguado.
Es
el sueño desbocado
de
las tardes con Teresa...
Hoy,
tomo una dulce fresa
traída
de dios sabe ónde,
verdad
taimada que esconde:
¡Ruina
sobre rica mesa!
Consume
hasta que te mueras
–en
eso no pierdas ripio–
si
has de morir por principio,
sea
por gastar monedas
–inclusive
en las afueras–,
que
no hay mejor Paraíso
que
tener tu propio piso
aunque
lo pagues con sangre,
años,
miedo, sudor y hambre…
¡A
la gloria de Narciso!
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