Es
noche. La inmensa
palabra
es silencio…
Hay
entre los árboles
un
grave misterio…
El
sonido duerme,
el
color se ha muerto.
La
fuente está loca,
y
mudo está el eco.
¿Te
acuerdas?… En vano
quisimos
saberlo…
¡Qué
raro! ¡Qué oscuro!
¡Aún
crispa mis nervios,
pasando
ahora mismo
tan
sólo el recuerdo,
como
si rozado
me
hubiera un momento
el
ala peluda
de
horrible murciélago…
Ven,
¡mi amada! Inclina
tu
frente en mi pecho;
cerremos
los ojos;
no
oigamos, callemos…
¡como
dos chiquillos
que
tiemblan de miedo!
La
luna aparece,
las
nubes rompiendo…
La
luna y la estatua
se
dan un gran beso.
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