-Antonio Gala-
Contra
la llama, sólo la llama.
Contra
el agua, la flor del arrayán.
Bajo
los artesones constelados
pronunciaste
mi nombre.
Repítelo.
«Todo está mal.» Repítelo.
«Es
malo todo.» Repite tú mi nombre.
Contra
mi llama, sólo tu llama.
Se
debate el amor, crepita, rasga, esquiva,
muerde,
se encrespa
lo
mismo que un cachorro
del
que ignoramos si juega o nos devora.
Tu
voz me da la fuerza
contra
la fuerza. Nómbrame y viviremos.
Necesaria
es la muerte;
necesarios,
los dioses despreciables.
Pero
si tú me nombras…
Ah, si tú me nombraras…
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