La
gente ve casas y jardines
y
el mar, purpúreo por el atardecer,
la
gente ve gaviotas sobre las olas
y
mujeres en las azoteas,
la
gente ve guerreros con sus armaduras
y
en las plazas, a los vendedores de empanadas,
la
gente ve el sol y las estrellas,
arroyos
y ríos cristalinos,
pero
yo tan solo veo por todas partes
tus
atezadas mejillas que palidecen,
esos
ojos grises bajo las oscuras cejas
y
la incomparable esbeltez de tu talle.
Así
es como ven los ojos de los enamorados:
tan
solo aquello que les ordena el sabio corazón.
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