No
estalla como las bombas, ni suena como los tiros.
El
hambre, que mata callando, mata a los callados.
De
ellos, sabemos todo. Los expertos, los pobrólogos,
los
estudian y nos ofrecen los datos actualizados:
Qué
no comen,
en
qué no trabajan,
cuántos
son,
cuánto
no pesan,
cuánto
no miden,
qué
no tienen,
qué
no piensan,
qué
no votan,
en
qué no creen.
Sólo
nos falta saber por qué los pobres son pobres.
Ellos,
los muertos de las guerras, los presos de las cárceles,
los
brazos disponibles, los brazos desechables,
sin
tierra, sin casa, sin camino.
¿Será
que los pobres son pobres
porque
su hambre nos da de comer
y
su desnudez nos viste?
¿Qué
sería de nosotros sin ellos?
Poema del libro: Los nadies.
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