Breve
vino la mano a ser del mar
la
ola, hablado el pelo hasta la orilla,
una
charca de voces y eléctricos cristales,
una
manta de arena por la playa
cayendo
de la noche, hacia el abismo,
una
rosa en la luz
sentada
ante la casa que iba al agua
a
refrescar sus ojos, su silencio,
más
allá del olvido, de unos labios
cerrándose
en el frío de la muerte.
Poema del libro: "Azotea marina"
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