domingo, 23 de agosto de 2015

EL HOMBRE Y EL MAR.







Hombre libre, ¡tú siempre preferirás la mar!

es tu espejo la mar; y contemplas tu alma

en el vaivén sin fin de su lámina inmensa,

y tu espíritu no es menos amargo abismo.



Y gozas sumergiéndote al fondo de tu imagen;

tus miembros la acarician y hasta tu corazón

se olvida por momentos de su propio rumor

ante el hondo quejido indomable y salvaje.



Ambos sois tenebrosos a la vez que discretos:

Hombre, nadie ha explorado tus abísmales fondos,

¡oh mar, nadie conoce tus íntimas riquezas,

Tanto guardáis, celosos, vuestros propios secretos!



Y entretanto han pasado innumerables siglos

desde que os combatís sin tregua ni piedad,

hasta tal punto amáis la muerte y la matanza

¡oh eternos gladiadores, oh implacables hermanos!

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