A
un campo de higos chumbos con tesón,
llegaron
dos amigos de lo ajeno,
con
la esperanza de llevarse lleno
un
talego más grande que un camión.
La
noche hace propicia la excursión.
El
temple de los dos parece bueno.
El
uno se adelanta y ya, sin freno,
ataca
a una chumbera con fruición
El
otro se aventura y, como es tuerto,
se
encarama a la chumbera sin acierto:
"Compadre,
vámonos que ya estoy listo."
¿Tan
pronto, compañero, ya nos vamos?
dícele
Juan. Y respóndele Evaristo:
Con
los pinchos he perdido el ojo sano,
vamonos
que ya no veo ni un gusano,
llévame
al hospital porque de pinchos
se
me han llenado las dos manos,
hay
que ver que por unos higos chumbos
he
perdido el ojo sano
y
si me descuido también hasta las manos...
Genial!!!!!!!!!!! Ribes Pèrez
ResponderEliminarMuchas gracias!!!!! Luna, muy amable por tu comentario.
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