La
nostalgia se prende
una
y otra vez en mi alma
cuando
tu caminar se aleja
poco
a poco de mi lado,
y
recuerdo, desfallecido y tumbado
es
la desolada cama,
mis
años de juventud
y
aquel agónico y duro pasado.
Una
carcomida maleta
de
cartón piedra con remaches,
y
el futuro incierto en el corazón
de
un gélido país lejano:
otra
tierra, nueva lengua,
con
brumosas y frías noches
de
pesadumbres que no te abandonan,
siempre
al acecho
El
tren que avanza por su vía
en
extenuante lentitud,
ve
dejando atrás el paisaje,
que
se torna añorado.
Anida
la tristeza en lo más
hondo
del ser, con la inquietud
de
abandonar lo que
tanto
y tanto se ha amado.
Y
ahora, que soy abuelo y te marchas,
querido
nieto,
sin
la liviana carga de una maleta
de
cartón piedra,
pues
esta sociedad avanza sin tregua
con
el paso del tiempo,
siento
que la impotencia
trepa
en mí, como en el mundo la hiedra.
La
historia se repite en su continuo
y errabundo
ciclo,
puesto
que te marchas muy lejos,
a
otro lugar, al extranjero,
con
la ilusión encerrada
en
portar tu sabiduría y un título,
el
buen hacer, esa la valía
que
aquí nadie te reconoció primero.
Poesía libro: "Pieles en penumbra".
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