sábado, 25 de marzo de 2017

EL ROSARIO DE MI MADRE.







De la pobreza de tu herencia triste,

sólo he querido oh madre, tu rosario;

sus cuentas me parecen el calvario

que en tu vida de penas recorriste.



Donde los dedos, al azar, pusiste,

como quien reza a Dios ante el sagrario

en mis horas de errante solitario

voy poniendo los besos que me diste.



Los cristales prismáticos y oscuros,

collar de cuentas y de besos puros,

me ponen, al dormir, círculo bello.



Y, de humilde lecho entre el abrigo

¡me parece que tú rezas conmigo

con tus brazos prendidos a mi cuello!

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