En
el borde de mi labio donde la montaña se curva para dar un beso
tu
lengua se balancea abriendo refugio
el
caballo del tiovivo no me deja partir
calma
la madeja de la noche en tus intranquilos dedos
para
exhalar fragancia de sábanas blancas llamadas mar
tu
hilo
un
susurro de abeja inglesa
un
arrullo de motor cigarra
un
espasmo en el pecho de la ciudad
ya
hizo un mapa.
¡Hola!
ResponderEliminarSiempre es encontador leer los poemas que nos compartes, este no fue la excepción (:
¡Saludos!
Hola Ailime Rol.
EliminarMe entusiasma que te gusten los poemas que comparto. Gracias por las palabras me anima a compartir buena poesia.
Un saludo.