miércoles, 30 de agosto de 2017

PASEO MARÍTIMO.





 



Un mar está lejano,

acaricia arrecifes.

Pez o rojo coral

en luz clara reviven.



Doras con tu presencia

el tibio, el puro, el cálido

dulce y húmedo viento.

En tu cuerpo descanso.



Tus ojos son el mar,

el mar eres tú mismo

-bronce aún débil-, un cielo

pesa en tus hombros, vivo



cuerpo amado. La arena

-luz que se entrega a todos-

sobre las piedras blancas

reverbera sus oros.



La luna en su menguante

roja se nos ofrece

como fruta lejana

que estrellas paladeen.



Tú estás allí y el mar.

Yo aquí frente a la tierra

con su forma tangible

que nos separa espesa.



Nos desune, gravita

lo sólido. Interpone

su densidad, distancia.

Nos va borrando nombres.



Oh, dulce amor, recuerdo

para siempre. Qué limpios

los que el aire me trae,

memoria sin olvido.



Viento de aquella mar

salado en nuestra sangre,

déjame en el presente.

Calla el alma. No sabe.

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