Por
las calles y plazas voceando,
buscando
te he andado, Amado mío;
mil
días han pasado, y no hallando,
con
dolorosas ansias a ti envío
mil
suspiros, y a todos conjurando,
cada
cual me arroja y da desvío;
vuelvo
con triste llanto y cruda pena
a soltar al dolor
copiosa vena.
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