Ya
la ceiba no existe
derrumbaron
mi ceiba
se
hicieron añicos los espejos
eché
a secar mi Río
y
se escondió la luna.
Estoy
vacía de deseos
mi
espada
en
su estuche de satén.
¿Por
qué ahora
por
qué
busca
seducirme
la
poesía?
Entró
por la ventana
y
se posó en mi mano
la
miré con nostalgia
se
entreabrieron mis labios
y
con un leve soplo
la
alejé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario