Mayo dulce y procaz, lento, maduro,
lasitud de tu nombre entre las rosas,
-un cielo abierto con puñal de lunas-
y en la noche olores a promesa
y a retama florida,
en tus
brazos de amor desparramados
se vacían los besos,
y mayo añil y ardiente,
enardecido,
rompe la grama el verde y el silencio,
tallecen en tus manos las palabras
hasta rasgar la boca
y el suspiro,
y el duelo de la tarde que se triza
hacia las nubes rosas trasmontanas,
y mayo blanco al viento,
entre los trinos,
-los ojos de
sabor y lejanía-
y el tronco sabedor de la tortura
de la rotunda entraña de la tierra,
sangrada de quereres,
mayo grana y tenaz, y en la distancia
el hueco de tu voz
y tu presencia,
hoy se pintan las flores; a la muerte
le han crecido mordazas
y se esconde,
y tu afán que aún me hiere y me vulnera
sobre el soñar lascivo de tu boca,
para fugarse tibio,
tembloroso,
mayo verde en las hojas,
la risa que ha posado sus mohínes
para alegrar el aire y la tristeza,
tú y mayo, solos,
en el profundo aroma de las lilas,
en el vedado ahogo de mi anhelo.
Tiende ese puente largo, que ya quiero
ir a mayo con flores...
y contigo.
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