martes, 29 de mayo de 2018

EL SECRETO DEL ORFEBRE. Elia Barceló.


Ha sido mi primer acercamiento a la historia de Elia Barceló y tengo que decir que ha sido una experiencia muy positiva.
Hay decisiones que, aunque en apariencia no tenga mucha importancia, nos cambian la vida para bien o para mal.
Hoy quiero hablarles de una historia maravillosa en el que cada pequeña elección afectará la forma que adoptará la vida de nuestros personajes.
Se trata de “El secreto del orfebre”, de Elia Barceló una novela corta que me ha hecho sufrir y disfrutar. Me ha conquistado completamente.


SINOPSIS: Tan breve como intensa, tan fácil de leer como difícil de olvidar, tan sencilla en sus recursos como inquietante en el recuerdo, esta es una novela de amor. Uno de esos raros ejemplos en los que la literatura se lanza sin miedo a abordar los temas eternos, y lo hace para que nos planteemos cuestiones fundamentales: ¿es el tiempo más fuerte que el amor?, ¿de qué forma perdura la belleza?, ¿es el cuerpo un mapa del deseo con fecha de caducidad?, ¿puede el deseo alterar la realidad? La nostalgia, el sexo, la pasión, la identidad..., nos hallamos ante una obra que abordando los sentimientos en profundidad, sabe ser rigurosamente nueva: una bellísima historia del fin del milenio sobre la imposibilidad del amor. Simplemente hay que abrir el libro y comenzar a leer.
En esta reedición de El secreto del orfebre se añaden unas páginas inéditas del cuaderno de su protagonista, Celia Sanjuán; un texto adicional que convierte a esta novela de Elia Barceló en una nueva obra, reconfigurando su significado y ofreciendo con maestría otro giro final.
En esta bellísima pieza literaria su autora nos recuerda que somos palabras, que somos seres que nos narramos a nosotros mismos, creando así nuestra propia historia. En la búsqueda nostálgica de algo que puede estar o no estar allí, esta novela corta tan breve como intensa presenta una historia de amor e identidad que desafía los hilos del tiempo, de la soledad y de la memoria, en aquel espacio en el que el deseo tiene su propia dimensión y la pasión sus propias leyes.
Una novela llena de lírica y sentimientos, una historia de amor imposible. Una pieza de orfebrería, una joya literaria que nos lleva a sumergirnos en lo más recóndito de nosotros mismos. Porque también estamos hechos de la materia con la que se construyen los recuerdos.


Se trata de una novela corta tremendamente adictiva. Adictiva por la claridad de exposición, pese a no seguir una narrativa lineal, y por las fascinantes ideas que, si bien no son originales, están reinterpretadas.
Todo es, si nos dejamos llevar por el planteamiento de la autora, aparentemente tradicional, y el lector tiene la impresión de asistir en las primeras páginas a un comienzo repetido una y otra vez en docenas de relatos literarios: el narrador, que abandonó su pueblo natal muchas años atrás, vuelve a él intentando recobrar sus recuerdos. Este arranque constituye, en efecto, un esquema narrativo frecuentísimo, que suele dar paso a motivos como el paso del tiempo o la nostalgia de las ilusiones perdidas. Y de repente, llega el quiebro inesperado con el entrecruzamiento de tiempos diferentes que se mezclan y se invierten.
A través del túnel del tiempo asistiremos con mirada nostálgica a la historia de un amor de juventud: el que veinticinco años atrás protagoniza nuestro joven desconocido con una mujer madura, marcada a su vez por un amor del pasado. Ese amor prohibido por los años que los separan y por la condición social de cada uno; será el eje en torno al cual gire una trama llena de sorpresas, en la que además, encontraremos un toque de fantasía y algo de novela costumbrista.
Quizás única o quizás similares a muchas otras. Porque el amor, ya se sabe, todo es común y a la vez especial. Es una historia de amor de esas que perduran en el tiempo y que es capaz incluso de romper con su linealidad.
Ahora bien, no solo nos habla del amor romántico, sino que también es una historia de lealtad, de añoranza y de espera incondicional. Una historia que nos dice que el amor verdadero puede tener distinta forma pero siempre es reconocible. La novela tiene un poco de fantasía, un punto mágico que la hace muy especial siendo un recurso necesario, no algo que la defina.
Al mismo tiempo, Elia nos regala un final abierto, que invita a imaginar. Nos da libertad para desarrollar la historia que vendría después. Nos da una esperanza, un anhelo de la bellísima historia de amor que hemos saboreado a través de sus páginas. Tan fácil de leer como difícil de olvidar, tan sencilla en sus recuerdos como inquietante en el recuerdo. Uno de esos raros ejemplos en los que la literatura se lanza sin miedo a abordar unos de los temas eternos: el amor.

En esta bellísima pieza literaria su autora nos recuerda que somos palabras, que somos seres que nos narramos a nosotros mismos, creando así nuestra propia historia.
En la búsqueda nostálgica de algo que puede estar o no estar allí, esta novela corta tan breve como intensa presenta una historia de amor e identidad que desafía los hilos del tiempo, de la soledad y de la memoria, en aquel espacio en el que el deseo tiene su propia dimensión y la pasión sus propias leyes.
Sobre esa base, toda la historia se monta en un juego temporal. Así, jugando con los tiempos irá desgranando una novela que va y viene del presente al pasado o viceversa. Desconcertando inicialmente a un lector que rápidamente se verá imbuido por la trama.
La novela está narrada con lucidez y precisión, ya que Barceló, habla de la belleza y la nostalgia, de las oportunidades y las traiciones, de los sueños y la cobardía. Está dotada de una prosa concisa y mesurada, casi esponjosa, buscando la sugerencia y la aparente sencillez. Llena de lírica y sentimientos, repleta de matices, de frases sugerentes y muy precisas, con emoción y dolor.
La estructura de la novela, le permite ir dosificando la información para que el relato tenga en su recta final una cierta sorpresa que evita un desenlace convencional.

La obra se construye y se centra en los protagonistas. Cada uno de ellos guarda un secreto que los separa del resto de sus vecinos pero que a la vez les una a ambos en su misterio.
Por otra parte, esto acentúa el brillo y el fuerte magnetismo con que la escritora los ha impregnado. Porque, tanto Celia como Pablo, son dos personajes que seducen y conectan ante los lector. Perfectamente definidos.
Es por esto que, cada uno de ellos acapara el protagonismo de una historia que va ganando en intensidad a medida que avanza y atrapa al lector por el interés que despierta: un joven inexperto, con su torpeza, su nerviosismo. Y Celia una mujer madura y misteriosa, la que se supone por los años debe ser más juiciosa. Dos personas que desde un primer momento se imantan del tal forma que acabarán sucumbiendo al deseo y la pasión, con ese torbellino interior que siente y lo que le manda la razón.

“El secreto del orfebre” es una de esas lecturas que agradeces, que te hacen creer en la magia de la literatura. Una novela recomendada especialmente si te gustan las historias de amor. De un amor que va más allá de convencionalismos o de romanticismos dominantes.
Muestra la realidad, la capacidad de amar de las personas. De un amor que es capaz de superar barreras como las del tiempo.
 

 

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