“Diario de un
infortunio”
es la primera novela del escritor Manuel Mata vaya por delante mi
agradecimiento por mandarme su novela.
Hay
veces que, sin saber por qué, un título se nos queda en la retina y nos invita
a saber más de él. Esto me ocurrió con esta novela y con su portada tan
llamativa. Una vez más estamos ante otro libro autobiográfico, tan de moda
últimamente. Aunque yo, me atrevería a describirlo de un libro de búsqueda del
amor. De soledad. De tortura constante. De inventar el amor. Pero no de amor.
Quizá
no estamos acostumbrados a que nos hablen de las cosas importantes con tanta
claridad, o a conocer los demonios del otro, sus tribulaciones y sus desvelos.
Quizás aún nos pesan demasiado los complejos y las vergüenzas o simplemente nos
resultan infrecuentes estos ejercicios concienzudos de honestidad.
En
esta novela se trata un tema tan delicado, desde la perspectiva distinta a la
usual, la del cuidador. Así que, será él, quien relate lo sucedido días tras
día a modo de diario, apoyándose en el papel en blanco como único amigo, como
única vía de escape, de desfogue.
En
síntesis, el infortunio de un ictus cerebral es el inicio de una serie de
sucesos desafortunados porque, aunque Dani acaba despertando del coma, en el
camino de la recuperación el cuidador debe enfrentarse a multitud de
complicaciones derivadas algunas de la enfermedad, y otras de las dificultades
de la vida misma, como los problemas económicos, las relaciones familiares y los
personales.
Es
pues un argumento dirigido a conmover al lector, provocarle, no dejarlo
indiferente, sin forzar ninguna situación, pero tampoco dejando de contar sin
tapujos lo que es vivir una situación de extrema vulnerabilidad. Ya no solo
para la persona que sufre la enfermedad, sino para el cuidador, por su gran
exposición a unos hechos tremendamente difíciles y a la vez, a la falta de
apoyos para sobrellevarlo.
De
este modo, “Diario de un infortunio”
cuenta una historia con total realismo y sencillez, pero no se queda sólo ahí,
sino que va más allá del enfoque en la enfermedad en la que el cuidador es el
principal apoyo del enfermo para su recuperación. Conjuntamente, también, se
desarrolla una historia de amor gay que queda completamente por encima de las
convenciones sociales y la incomprensión, a veces, incluso de los más
allegados.
Además,
la obra sirve de crítica a la hipocresía de la entrega por parte de los demás
demostrando lo solo que se puede llegar a quedar uno mismo en un momento de
necesidad que, por irónico que parezca, es cuando más se les necesita.
Por
tanto, vamos a ser testigos de la primera línea de las complicaciones que
tienen los cuidadores de estos enfermos tan delicados para compaginar su vida
con los cuidados que sus familiares necesitan. Lo relata Manuel Mata mediante
escenas de enorme realismo y de gran crudeza. Cómo tiene que cargar con ellos
con todas las responsabilidades prácticamente sin ayuda de nadie o cómo el
personal sanitario se olvida de las necesidades especiales que pueden acabar
requiriendo estos pacientes. Son algunos de los temas que se exponen en esta
novela, entre otros muchos. Tiene dilemas morales y éticos.
En
general reflexiona sobre el desarraigo y la angustia vital.
Una
novela absolutamente catártica. Un libro feroz y cruel, de tal intensidad y
emotividad, que lo que menos importa es saber si lo que narra es o no
autobiográfico.
Hay
vidas que merecen ser contadas por el mensaje que contienen, la reflexión a la
que invita, proponiéndonos una excursión por todos los laberintos del alma.
El
relato que nos presenta Manuel Matas es tremendamente emotivo, porque explica
con crudeza los avatares del cuidador, sus profundos sentimientos de soledad y
desamparo ante la situación, y por supuesto, porque nos mantiene constantemente
en vilo sobre la enfermedad de Dani. Me ha gustado muchísimo la manera en la
que profundiza en el ser humano, cómo a través de distintos personajes el autor
nos hace reflexionar sobre la bondad, el egoísmo, la generosidad, la
enfermedad, los traumas, los convencionalismos sociales, la intolerancia.
Está
escrito en forma de diario desde la cornisa donde observan el mundo los
desesperados.
La
prosa es destilada, poderosa, emotiva, sin adornos. Saltamos geográficamente y
cronológicamente de la mano del autor, sin perder el hilo ni un solo momento.
De
igual modo, cada párrafo es un arranque de sinceridad que nos lleva al límite
pero que tiene una indudable utilidad, por fin podemos vivir lo que ellos
vivieron y ese grito de rabia y dolor quedará registrado gracias a la pluma de
Manuel Mata.
Escrito
con naturalidad, gusto y delicadeza. Capta la atención con su vigor y frescura,
que tiene en la contención su mayor virtud, la novela toma la forma de postales
cotidianas y desordenadas, a veces mínimos, con las que Manuel Mata explora la
memoria sentimental. Sus palabras trazan por medio de experiencias y emociones
sencillas un vivido y conmovedor retrato que logra transmitir, desde la
atención a las pequeñas cosas, una honda verdad literaria.
Ahora,
puedo decir, que es cuando toca hablar de valentía, otros de los ejes del
libro. Valentía por reconocerse, valentía por decidir dejar de esconderse y
también por relatarlo casi a tumba abierta en esta novela. Y tal vez, la última
valentía, la que parece pedir al lector que acaso se reconozca en la obra: aquel
que se siente diferente ya sea por un motivo u otro y se ve apartado, aislado y
finalmente autoaislado para intentar ser lo mismo que el resto y encajar.
“Diario de un
infortunio” es
una historia realista. Una novela que va desnudando, más que los cuerpos, las
almas de los protagonistas, con sus cosas positivas y su lado negativo. Un lado
negativo mucho mayor del que a primera vista podría suponerse cuando comenzaba
a leer la novela. Y para conseguirlo es imprescindible una galería de
personajes reconocibles y reales. Y los hay. Todos los personajes que pueblan
esta novela están llenos de vida, de sentimientos.
Y
poco a poco, esta irá saliendo a la luz, trayendo consigo una seria de
biografías cruzadas que vienen de lejos. A través de unos protagonistas cuyos
secretos inconfesables y sorprendentes arrastran a unos y otros a un torbellino
vivencial y emocional que cambiará sus vidas de una manera radical.
Todas
esas vivencias contadas desde la memoria de lo más íntimo de sus protagonistas,
conforman una obra coral cuyo resultado es una única historia.
Todo
lo que va ocurriendo en la novela alrededor de estos dos personajes, Erik y
Dani, conduce a un interrogante. Es la lucha interna contra esas inseguridades.
Amalgama
una condición humana en la que nada falta. Es el milagro de la literatura:
sumergidas en vidas normales, en personajes que muy fácilmente podríamos
identificar en nuestra cotidianidad, alumbran las pasiones, los odios, los
amores, los miedos, la soledad, la pobreza, la avaricia, el olvido, la
enfermedad. Una serie de emociones, arquetipos de lo humano, delatores de esas
manchas negras que nos oscurece el alma como que ilumina virtudes de las que no
somos muy conscientes.
Unos
personajes que ya sean protagonistas o secundarios, muy bien dibujados y muy
humanos, todos gozan de importancia y a los que les vamos a querer u odiar,
pero que en ningún caso nos van a dejar indiferente.
El
peso de la historia lo soportan prácticamente dos protagonistas de diferente condición
y aptitud.
Los
comentarios y los silencios de todos señalan con el dedo esa circunstancia y marcan
el ritmo de lo que con la vida tiene que hacerse. La particularidad de esta
novela, en mi opinión, es la profundidad psicológica de su protagonista y las múltiples
reflexiones que nos plantea con una historia, en apariencia ligera, que esconde
mucho más de lo que parece.
Se
trata de un libro interesante. La literatura, a veces, tiene este poder, el de
desestabilizar, el de provocar un ligero vértigo o un bostezo dentro del pecho.
Y
le doy las gracias, por la valentía, por la música y el talento, por comprometerse.
Como
pasa con los amores locos, uno podría dejarlo todo aparcado y, en esta ocasión,
dedicarse sólo a leer. A leer “Diario de
un infortunio”.
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