Porque
vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre
la sangre, Oh Dios, fue colorada.)
Digo
vivir, vivir como si nada
hubiese
de quedar de lo que escribo.
Porque
escribir es viento fugitivo,
y
publicar, columna arrinconada.
Digo
vivir, vivir a pulso, airada-
mente
morir, citar desde el estribo.
Vuelvo
a la vida con mi muerte al hombro,
abominando
cuanto he escrito: escombro
del
hombre aquel que fui cuando callaba.
Ahora
vuelvo a mí ser, torno a mi obra
más
inmortal: aquella fiesta brava
del
vivir y el morir. Lo demás sobra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario