No
es necesario que me mandes, perro,
el
mar se asiste solo.
Lo
más mísero del pelo contraría la rueda
pero
ya sabemos tonsurar el destino.
Estoy,
por
eso peligro.
¡Todo
me empuja!
En
la multitud un fósforo presume
del
futuro penacho.
Pero
sólo,
solo
con el perro mirándome.
No
me ordenes nada,
no
te obedeceré, y entonces
será
horrible.
Vómito
de ojos.
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