Aromada
de amor, dulce y discreta,
escondida
en la hierba y vergonzosa,
nace
al sol de febrero que la esposa,
semioculta
al abrigo de una grieta.
Eremita
sin dueño y sin maceta,
humildemente
bella y olorosa,
viene
envuelta en verdor y es mariposa
que
aletea en los versos del poeta.
Ramillete
de añil, flor de lo umbrío,
pincelada
de cielo y de dulzura
sin
aderezos casi, ni atavío.
Hoy
puse en un jarrón tu esencia pura
para
empaparme en toda tu hermosura
y
soñarte alhajada de rocío.
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