El
agua que está en la alberca
y
el verde chopo son novios
y
se miran todo el día
el
uno al otro.
En
las tardes otoñales,
cuando
hace viento, se enfadan:
el
agua mueve sus ondas,
el
chopo sus ramas;
las
inquietudes del árbol
en
la alberca se confunden
con
inquietudes de agua.
Ahora
que es la primavera,
vuelve
el cariño; se pasan
toda
la tarde besándose
silenciosamente.
Pero
un
pajarillo que baja
desde
el chopo a beber agua,
turba
la serenidad
del
beso con temblor vago.
Y
el alma del chopo tiembla
dentro
del alma del agua.
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