Soy
eterno
porque
no me preocupo del silencio
que
anida en mis entrañas,
de
la luz que recorre los ocultos
senderos
de mis hojas,
porque
apelo a la noche y voy hundiendo
despacio
mis raíces, voy hundiéndome
en
esta misma tierra, en este mismo
destino
sin historia, regresando
a
mi sangre desde el día primero,
desde
todos los años que soporto
sin
meta y sin cansancio.
Cada noche
es
la noche, cada día es el día,
esta
tierra es la tierra y mi destino
ni
siquiera soy yo: no soy destino
ni
lucha ni impaciencia.
Y cuando
vuelva
definitivamente
al seno que me trajo
seguiré
caminando hacia mi adentro,
seré
presencia quieta,
silencio
ensimismado y ansiedad
del
final inequívoco de todo.
Me gusto el poema. saludos.
ResponderEliminarHola cecy. Una vez más te agradezco el comentario y que te haya gustado el poema.
EliminarSaludos.