Hace
muchos años, en un pueblito de Rusia, vivía muy feliz una abuelita llamada
Babushka.
Una
noche, cuando una estrella muy brillante apareció en el cielo, tocaron a su
puerta. Para su sorpresa, se encontró con tres Reyes y un sirviente.
-Mis
amos necesitan descansar y ¡esta casa es la más limpia del pueblo! ¿Puede
usted hospedarlos?
-¡Por
supuesto! Contestó la anciana muy entusiasmada.
Así
fue como los tres Reyes compartieron con Babushka una rica cena. Le contaron
que estaban siguiendo la nueva estrella porque los guiaría hacia un nuevo Rey
que acababa de nacer.
-¿Quieres
venir con nosotros? Le preguntaron, pero la abuelita ¡tenía tanto que limpiar y
cocinar!
-Lo
voy a pensar. Respondió y se retiró de la mesa con un suspiro.
Los
tres Reyes partieron a la mañana siguiente y Babushka prometió alcanzarlos bien
terminara de ordenar. La abuela comenzó a buscar todos los juguetes de su hijo
cuando era pequeño y decidió limpiarlos uno por uno. Pero ¡eran muchísimos! y
sin darse cuenta, ¡trabajó dos días sin dormir! Bien terminó la tarea, se puso
su capa, tomó la canasta llena de regalos y salió corriendo por el camino que
tomaron los Reyes.
En
todos los pueblos preguntaba:
-¿Has
visto a los Reyes?
-¡Sí!
Respondían todos.
-¡Se
fueron por allá! Y así siguió su viaje sin descansar hasta llegar a Belén.
Pero
cuando llegó al lugar donde había nacido el Niño Rey, la familia ya había
partido.
La
leyenda cuenta que Babushka sigue buscando al Niño Jesús. Año tras año,
principalmente en Navidad, cada 24 de diciembre va casa por casa preguntando:
-¿Está
aquí?
Y
cuando ve a un pequeño durmiendo en ella, toma un regalo de su canasta y lo
deja a su lado.
Porque
Babushka sabe bien que todo niño, aunque no sea el niño Jesús, es un gran
regalo de Dios.
Me ha gustado el cuento perfecto para esta fecha. Saludos.
ResponderEliminarGracias Cecy. Feliz Navidad!!!
EliminarSaludos