domingo, 23 de diciembre de 2018

CUENTO NAVIDEÑO RUSO.





Hace muchos años, en un pueblito de Rusia, vivía muy feliz una abuelita llamada Babushka.
Una noche, cuando una estrella muy brillante apareció en el cielo, tocaron a su puerta. Para su sorpresa, se encontró con tres Reyes y un sirviente.
-Mis amos necesitan descansar y ¡esta casa es la más limpia del pueblo! ¿Puede usted hospedarlos?
-¡Por supuesto! Contestó la anciana muy entusiasmada.
Así fue como los tres Reyes compartieron con Babushka una rica cena. Le contaron que estaban siguiendo la nueva estrella porque los guiaría hacia un nuevo Rey que acababa de nacer.
-¿Quieres venir con nosotros? Le preguntaron, pero la abuelita ¡tenía tanto que limpiar y cocinar!
-Lo voy a pensar. Respondió y se retiró de la mesa con un suspiro.
Los tres Reyes partieron a la mañana siguiente y Babushka prometió alcanzarlos bien terminara de ordenar. La abuela comenzó a buscar todos los juguetes de su hijo cuando era pequeño y decidió limpiarlos uno por uno. Pero ¡eran muchísimos! y sin darse cuenta, ¡trabajó dos días sin dormir! Bien terminó la tarea, se puso su capa, tomó la canasta llena de regalos y salió corriendo por el camino que tomaron los Reyes.
En todos los pueblos preguntaba:
-¿Has visto a los Reyes?
-¡Sí! Respondían todos.
-¡Se fueron por allá! Y así siguió su viaje sin descansar hasta llegar a Belén.
Pero cuando llegó al lugar donde había nacido el Niño Rey, la familia ya había partido.

La leyenda cuenta que Babushka sigue buscando al Niño Jesús. Año tras año, principalmente en Navidad, cada 24 de diciembre va casa por casa preguntando:
-¿Está aquí?
Y cuando ve a un pequeño durmiendo en ella, toma un regalo de su canasta y lo deja a su lado.
Porque Babushka sabe bien que todo niño, aunque no sea el niño Jesús, es un gran regalo de Dios.

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