El
día llegará
donde
yo espere
feliz
entre los míos a la sombra
y
su último juicio.
Me
llamarán aquellas que yo amé
en
los parques marchitos de mi noviembre muerto,
esperarán
al fondo de los retrovisores
o
al abrir una puerta
de
un bar en lo oscuro.
Recordaré
los pasos fugitivos
a
través de la alfombra de aquel cuarto,
o
aquella noche de velar al alba
entre
ocultas callejas.
El
tiempo dirá entonces a las horas
que
hagan el equipaje
y
en él escondan la fotografía
de
aquel puerto con playa,
ese
libro marcado
con
una flor marchita en su interior
que
descubrí después de abandonar
la
esperanza en nosotros.
Recibiré
los cuerpos
con
la estoica rutina funcionaria
de
aquel que es su verdugo.
Y
los olvidaré
con
calma y hasta deshacerse al fin
en
mí, en otro, en la sombra,
la
sombra última pasados años
de
placentero amor, de los placeres
sin
amor, sin cuidados, sin el tiempo.
Que el tiempo guarde el alma,
que
el cuerpo goce al cuerpo,
que
afrodita me coja confesado.
Hola gracias por compartir este poema me ha gustado. Saludos.
ResponderEliminarHola Cecy.
EliminarUn placer compartir buena poesía. Me alegro que te haya gustado.
Saludos.