Exhalación
clara que anhelas
a
no perturbar un temblor
por
iluminar si desvelas,
por
dormir si enciendes amor.
Desde
el hombro donde reposas,
caricia
ajena, ¿cómo puedes
regar
todavía mercedes
en
complacencias azarosas?
Tu
fidelidad sobrenada
en
vaga espuma de rubor,
y
te vuelves toda entregada
y
regalas, desperdiciada,
los
ojos cargados de amor.
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