Hace muchos años descubrí, por casualidad a
Camilla Läckberg. Fue uno de esos veranos en los que como casi todas la semana me daba una vuelta por la Biblioteca de Cocentaina,
pueblo donde vivo, buscando una lectura para las vacaciones y encontré un título
que me llamó la atención: “La princesa de
hielo”. Terminado esta primera novela, empecé con la segunda entrega y me
di cuenta que el argumento era un tanto repetitivo. Me canse.
“Mujeres que no
perdonan”
era una buena oportunidad para reconciliarme con la autora sueca, ya que esta
novela nada tiene que ver con aquellas otras.
SINOPSIS: Camilla Läckberg, una de las
autoras de novela negra más leídas del mundo, con 28 millones de ejemplares
vendidos en 60 países, se aleja de sus series de Fjällbacka y Faye y nos regala
su novela más negra y adictiva: Mujeres que no perdonan, una historia cargada
de tensión, suspense y giros impredecibles.Ingrid,
Victoria y Birgitta son tres mujeres muy distintas. Para el resto del mundo,
llevan vidas aparentemente perfectas, pero las tres tienen algo en común:
sufren en secreto la tragedia de vivir sometidas a sus maridos. Hasta que un
día, llevadas al límite, planean, sin tan siquiera conocerse, el crimen
perfecto.
Su
nueva novela “Mujeres que no perdonan”,
abandona esas premisas detectivescas para centrarse en la “venganza” como eje
vertebrador en la vida de sus tres protagonistas, que deciden cambiar el curso
de sus vidas reforzadas por el movimiento “MeToo”. Se erige como la única
bandera para estas tres heroínas.Las
voces narradoras son las de Ingrid, Victoria y Birgitta, constantemente ellas
os narran sus vidas, sus experiencias. En esta novela, Camila Läckberg afronta
uno de los problemas que hasta hace poco ha estado más silenciado pero,
también, en el que la sociedad actual busca mayor concienciación: la violencia
de género en el entorno del hogar. Sus formas pueden ser muy distintas, sus
víctimas también, y nada tiene que ver el status social, el tipo de sociedad o
el país en el que se dé es una lacra enormemente extendida.
El
libro es valiente en muchas escenas y aspectos, también sirve de megáfono para
denunciar muchas cosas actuales. Una novela femenina donde los hombres parecen
tener el control de las protagonistas.
A
lo largo del libro son recurrentes la violencia en el ámbito familiar, la
infelicidad, la renuncia a los sueños, la necesidad de ser querido y las
frustraciones. Se pone de manifiesto una vez más, en la literatura, que la
violencia machista no conoce clases sociales ni tiene un patrón definido.
Hasta
aquí, no se le puede reprochar nada. Muy al contrario, es de aplaudir que, tras
once novelas de temática y atmósferas similares, publicadas en apenas trece
años, continúa cautivando a personas de medio mundo.
Sin
embargo, a poco que rasque la brillante pintura que envuelve el producto, que
examine con rigor a los personajes y profundice en las entrañas del argumento,
puedo sentirme algo decepcionado. ¿La razón? Pues sencillamente porque es una
historia que podría haber dado muchísimo más de sí, comenzando por su
extensión. No en vano, la premisa es atractiva, los protagonistas no están mal
dibujados y el ambiente pese a resultar frío –como el propio escenario sueco-
casa bien con lo que narra. Pero es que, una vez liquidada la primera parte, y
cuando el nudo comienza a cobrar vida, lo que a todas luces parecía un artículo
imponderable, pasa a convertirse en un simple pasatiempo. No puedo decir que el
interés decaiga, ni mucho menos, pero los personajes comienzan a desfilar de
puntillas, los lugares comunes se suceden sin solución de continuidad, y el
conejo comienza a asomar por la chistera revelando el truco. Por consiguiente,
hubiese podido, digo yo, aportar algún rigor policial.
Para
colmo, la tercera y cortísima última parte confirma esa sensación de urgencia
por terminar, de escritura casi automática que impide rematar un discurso
prometedor, y de alegato de MeToo que es torna en un eslogan. De ahí que, la
sensación que me queda es de haber bebido de un sorbo una copa aceptable, la
cual, agitada con un poco más de brío, y coronada por una aceituna, podría
haber derivado en un cóctel de lujo.
La
primera de las partes es la más extensa y es la dedicada a dar a conocer al
lector el drama de tres mujeres. La segunda y la tercera parte concentran la
acción principal y el epílogo contiene una escena que no voy a descubrir para
no estropear la sorpresa.
Desde
el inicio con una trama atractiva que atrapa y una narración realmente ágil con
una prosa sencilla y directa, hace que “Mujeres
que no perdonan” para mí haya sido la lectura perfecta de una tranquila
tarde de sábado. Porque Läckberg resulta directa, concisa, sin florituras, que
rellenen una escritura que a la postre resulta sencilla pero perfecta.
Con
un desarrollo ingenioso y tres voces que se cruzan nos irá dando cuenta de cada
situación para apresurarse en la ejecución de cada crimen. Y es que, si bien es
una novela negra, a mí personalmente me ha tenido pendiente de una carambola
secundaria. Lo
que también os digo es que cada uno se verá libre de enjuiciar a cada
protagonista, para mí no hay buenos.
Si
todo lo anterior le deja con una sensación de falta de elaboración del libro y
de que le parezca un libro algo oportunista –no voy a decir poco original- en
el contexto de la campaña MeToo, que las tramas están poco desarrolladas, que
la tensión la ventila fácilmente y que, incluso, los crímenes son demasiados
fáciles.
La
verdad es que las tres novelas que he leído de la autora me han dejado la
sensación de que es una autora sobrevalorada.
Sus
personajes para los cueles unas pocas líneas sirven para trazar perfiles
reconocibles y naturales, personajes que podríamos ser cualquiera de nosotros o
algún allegado.
Camilla
Läckberg ha elegido a tres mujeres de status sociales distintos. La escritora
crea unos personajes muy redondos y creíbles para narraros tres historias a las
que no les falta realismo.
Aquí
también hay asesinatos, aquí también hay víctimas y verdugos, pero no os
encontraréis con una investigación cómo tal, no existe esa intriga, ese sospechar
de todos los personajes que aparecen: desde el minuto uno tenemos claro quién
es quién, y qué va a ocurrir, lo único que os faltará saber es el cómo y el
desenlace de todo ello. Es inevitable sentir rabia e impotencia al conocer
determinadas situaciones que están sufriendo.
Personalmente,
hubiera querido más, que profundizara más en esos personajes de potente perfil,
que tensionara más la trama.
“Mujeres que no
perdonan”
es un entretenimiento domestic noir con el que pasar unas horas de puro
entretenimiento alejándose, además, de todo aquello a lo que la autora nos
tiene acostumbrados.
Una
novela negra diferente, con una pluma ágil y tres historias que podrían haberse
desarrollado de modo más complejo. No niego que para una lectura de fin de
semana de confinamiento del Covid.
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