Se
notaba en algunos presagios desolados,
en
ciertas madrugadas
que
la luz invadía con su guadaña blanca
por
sorpresa, como arden los campos enemigos,
con
cuchillas de fuego y tizones de acero.
Se
sabía que una tarde caliente sonarían
las
campanas de muerte y el miedo a los olivos
en
la noche sin sueño, ni amanecer ni luna,
que
bajaría la sangre por las calles en cuesta
como
un río sin canciones ni desembocadura.
Se
sabía que el silencio sería la voz del pánico,
otra
forma de muerte, otro modo del miedo:
el
idioma común del muerto y los mortales
y
una antigua costumbre de días sin cosecha.
Y
la memoria intacta
mandaba
con temblor de hoja en otoño,
con
números ofidios,
una
señal oscura y un soplo de aire helado.
Hola!! me encanto esa poesía, acabo de descubrir tu blog y ya formo parte del el espero verte por https://librosyrisasmas.blogspot.com/, que tengas un lindo dia.
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