En primer lugar mis felicitaciones a Vilas por encontrar algo de alegría en
la vida. No es fácil pero hay que, a pesar del pesimismo que últimamente reina
a nuestro alrededor, buscar y hablar de los motivos que nos dan alegría para
vivir siempre es reconfortante.
SINOPSIS: Una novela escrita
desde el corazón de la memoria. Una búsqueda esperanzada de la alegría.
Desde el corazón de su memoria, un hombre que arrastra tantos años de
pasado como ilusiones de futuro, ilumina, a través de sus recuerdos, su
historia, la de su generación y la de un país. Una historia que a veces duele,
pero que siempre acompaña.
El éxito desbordante de su última novela embarca al protagonista en una
gira por todo el mundo. Un viaje con dos caras, la pública, en la que el
personaje se acerca a sus lectores, y la íntima, en la que aprovecha cada
espacio de soledad para rebuscar su verdad. Una verdad que ve la luz después de
la muerte de sus padres, su divorcio y su vida junto a una nueva mujer, una
vida en la que sus hijos se convierten en la piedra angular sobre la que pivota
la necesidad inaplazable de encontrar la felicidad.
A medio camino entre la confesión y la autoficción, el autor escribe una
historia que toma impulso en el pasado y se lanza hacia lo aún no sucedido. Una
búsqueda esperanzada de la alegría.
“Alegría” es un libro para leer
con detenimiento, porque es algo denso e invita en cada página a una profunda
reflexión. La tristeza, la soledad, el desamparo están muy presentes en toda la
obra.
La principal característica de “Alegría”
es que es un libro absolutamente autobiográfico e introspectivo. Una búsqueda
de sí mismo a través de sus angustias y vivencias diarias, iluminadas ahora por
ese éxito desbordante de un libro que le está generando, y no es poco,
continuos viajes e inesperados encuentros con viejos conocidos y familiares
lejanos que un día no lo fueron tanto. Vilas nos sitúa en un nuevo punto
temporal, en el que lo qué cambia es el enfoque: ha tocado fondo, y lo sigue
haciendo con frecuencia; pero ha descubierto, o redescubierto, la alegría y la
belleza en pequeñas vivencias, recuerdos, gestos y miradas.
Convive con la sombra de la depresión al tiempo que con el asombro
constante de descubrir amor, amor infinito, como el suyo hacia sus hijos o el
que sigue sintiendo inalterable hacia sus padres. Está llegando, pues,
"por el dolor a la alegría". Es a la vez pesimista pero
esperanzador, ya que el protagonista se embarca en la búsqueda de una luz
después de pasar por malos momentos.
Desde el corazón de la memoria, este hombre arrastra tantos años de pasado
como ilusiones de futuro y va iluminando, mediante sus recuerdos, su historia
personal, la de su generación y la de todo un país, que no siempre es la más
edificante.
Con ese don para el funambulismo entre el humor y lo profundo sabe que sus
desnudos del alma alcanzan ese nivel de provocación en todo tipo de lectores. Y
lo consigue con “Alegría” y sus
espejos entre lo autobiográfico y lo novelado.
Por consiguente, es un libro hecho desde y para la intimidad, de lectura
pausada, bebida y paladeada a pequeños sorbos, como un buen vino, como en esos
instantes de diálogos sosegados al calor de los recuerdos, cuando los antiguos
miedos se confunden con la nostalgia y el dolor de la felicidad pasada agudiza
los sentidos, todo expresado en un lenguaje lírico, cuyos ecos se pierden entre
el fondo musical de la banda sonora de toda una vida.
Un libro magistral, difícil, fácil, elocuente, complejo, admirable en su
simpleza enfurecida, contradictoriamente elemental y sabio, enorme, de
reducidas facetas, tierno y sombrío: todo eso es para mí Alegría, de Manuel
Vilas.
El pasado, la historia… ¿Todo vuelve? “El pasado viene con
un cuchillo en la boca”. ¡Así viene! “Sólo existe el presente. El presente es
nuestra fuerza”. También aprendo algo al respecto. Con Vilas siempre aprendes,
al menos a mirar de una manera diferente lo que sabes, lo que crees saber. Con
esto quiero decir que “Alegría” es un
contenedor de sus obsesiones.En ese sentido es una novela atávica, primitiva, va al hueso de la
condición humana, a la necesidad de ser querido.
La novela de Vilas deviene empapada de una atmósfera poética que nos
envuelve y nos cautiva. Hasta en los detalles más nimios, el escritor despliega
una emoción candente, incendiaria, presta a despertaros del sueño de la abulia
en el que parece que vivimos, transformando el oscuro túnel en un sendero de
luz. Y no se trata de una misión fácil, sobre todo porque el protagonista es un
hombre propenso a la melancolía, a la depresión incluso.
Este título alcanza en ocasiones lo casi filosófico, preguntándose si se
merece lo que le ocurre, desnudando sus pensamientos más profundos,
convirtiendo el compartir sus experiencias en una terapia y dejando una sutil
crítica a la sociedad y al capitalismo en el que nos desarrollamos como personas
sociales, pero a la vez independientes.
En particular, percibo ecos de Francisco Umbral en esta forma fragmentaria
de contar y de contarse que huye de lo ordenado y analítico, que aprovecha la
inspiración del momento; una forma lírica y afirmativa que abre de continuo la
puerta a pasajes enormemente luminosos, con la diferencia de que Umbral quiso
ser poeta y Vilas lo es. También Vilas es un escritor de frases y apostillas
memorables, y a mí me admira su capacidad de hacer alta literatura desde una
actitud generosa con la vida y con lo más noble de ella: la bondad, la belleza,
el amor… La obra pone sobre la mesa temas como la depresión o la muerte,
aspectos poco agradables.
Me gustan las novelas que no parecen novelas sino espacios vitales, lugares
de refugio donde el alma tiende a solazarse, sobre todo si están rociadas de
poesía, con las características propias de la poesía: cadencia, símbolos,
sueños, emociones. Y esta novela es un vademécum. En cada página aflora la
sensación salubre de recobrar la belleza, por muy ardua que sea la verdad que
nos ciñe, por muy gris que amanezca el don de la esperanza. Con quiero decir, que
el autor oscense, es honesto, tajante, crudo, tierno.
La familia es el elemento fundamental de la novela, y es donde el
personaje principal busca el amor incondicional. Para Manuel, las novelas que
escribe tienen un carácter también autobiográfico; suministro a un narrador mi
vida… y hay mucha elaboración detrás.Los personajes de esta novela de capítulos cortos y muchos sentimientos,
llevan nombres de músicos. Es decir, la música también es un elemento
importante en la novela, donde todos los personajes pierden sus nombres propios
y son rebautizados con los de famosos compositores quienes regalaron belleza al
mundo, así, sus padres son Bach y Wagner y sus hijos Brahms y Vivaldi, y de esta
forma va nominando a todas aquellas personas que pusieron algo de belleza en su
vida.Uno de los mayores aciertos del libro, me parece a mí, la presencia
reiterada de Arnold (por Arnold Schönberg), en forma de doble, de todo lo
negativo en la vida del narrador: la depresión, dolores diversos del alma (si
tal cosa existe), bajones de ánimo, melancolía amarga, sentimiento de culpa,
etc. Arnold es el enemigo por antonomasia de la alegría; la versión negra, por
así decir, de Vilas.
En conclusión, “Alegría” es una
novela radiográfica que nos muestra desnudo a un Manuel Vilas con todos sus
defectos y virtudes propios de un ser humano que sufre, busca, ama, teme… vive,
y con el cual podemos encontrar muchos puntos en común.
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