jueves, 26 de noviembre de 2020

ALEGRÍA. Manuel Vilas.

 Con el lanzamiento de “Alegría”, finalista del Premio Planeta 2019, pretende continuar ese aire de contar lo más vulgar y normal que nos puede ocurrir en la vida. 
En primer lugar mis felicitaciones a Vilas por encontrar algo de alegría en la vida. No es fácil pero hay que, a pesar del pesimismo que últimamente reina a nuestro alrededor, buscar y hablar de los motivos que nos dan alegría para vivir siempre es reconfortante.

SINOPSIS: Una novela escrita desde el corazón de la memoria. Una búsqueda esperanzada de la alegría.

Desde el corazón de su memoria, un hombre que arrastra tantos años de pasado como ilusiones de futuro, ilumina, a través de sus recuerdos, su historia, la de su generación y la de un país. Una historia que a veces duele, pero que siempre acompaña.
El éxito desbordante de su última novela embarca al protagonista en una gira por todo el mundo. Un viaje con dos caras, la pública, en la que el personaje se acerca a sus lectores, y la íntima, en la que aprovecha cada espacio de soledad para rebuscar su verdad. Una verdad que ve la luz después de la muerte de sus padres, su divorcio y su vida junto a una nueva mujer, una vida en la que sus hijos se convierten en la piedra angular sobre la que pivota la necesidad inaplazable de encontrar la felicidad.
A medio camino entre la confesión y la autoficción, el autor escribe una historia que toma impulso en el pasado y se lanza hacia lo aún no sucedido. Una búsqueda esperanzada de la alegría.

  

“Alegría” es un libro para leer con detenimiento, porque es algo denso e invita en cada página a una profunda reflexión. La tristeza, la soledad, el desamparo están muy presentes en toda la obra.

La principal característica de “Alegría” es que es un libro absolutamente autobiográfico e introspectivo. Una búsqueda de sí mismo a través de sus angustias y vivencias diarias, iluminadas ahora por ese éxito desbordante de un libro que le está generando, y no es poco, continuos viajes e inesperados encuentros con viejos conocidos y familiares lejanos que un día no lo fueron tanto.  Vilas nos sitúa en un nuevo punto temporal, en el que lo qué cambia es el enfoque: ha tocado fondo, y lo sigue haciendo con frecuencia; pero ha descubierto, o redescubierto, la alegría y la belleza en pequeñas vivencias, recuerdos, gestos y miradas.
Convive con la sombra de la depresión al tiempo que con el asombro constante de descubrir amor, amor infinito, como el suyo hacia sus hijos o el que sigue sintiendo inalterable hacia sus padres.  Está llegando, pues, "por el dolor a la alegría". Es a la vez pesimista pero esperanzador, ya que el protagonista se embarca en la búsqueda de una luz después de pasar por malos momentos.
Desde el corazón de la memoria, este hombre arrastra tantos años de pasado como ilusiones de futuro y va iluminando, mediante sus recuerdos, su historia personal, la de su generación y la de todo un país, que no siempre es la más edificante.
Con ese don para el funambulismo entre el humor y lo profundo sabe que sus desnudos del alma alcanzan ese nivel de provocación en todo tipo de lectores. Y lo consigue con “Alegría” y sus espejos entre lo autobiográfico y lo novelado.
Por consiguente, es un libro hecho desde y para la intimidad, de lectura pausada, bebida y paladeada a pequeños sorbos, como un buen vino, como en esos instantes de diálogos sosegados al calor de los recuerdos, cuando los antiguos miedos se confunden con la nostalgia y el dolor de la felicidad pasada agudiza los sentidos, todo expresado en un lenguaje lírico, cuyos ecos se pierden entre el fondo musical de la banda sonora de toda una vida.
Un libro magistral, difícil, fácil, elocuente, complejo, admirable en su simpleza enfurecida, contradictoriamente elemental y sabio, enorme, de reducidas facetas, tierno y sombrío: todo eso es para mí Alegría, de Manuel Vilas.

 El pasado, la historia… ¿Todo vuelve? “El pasado viene con un cuchillo en la boca”. ¡Así viene! “Sólo existe el presente. El presente es nuestra fuerza”. También aprendo algo al respecto. Con Vilas siempre aprendes, al menos a mirar de una manera diferente lo que sabes, lo que crees saber. Con esto quiero decir que “Alegría” es un contenedor de sus obsesiones.En ese sentido es una novela atávica, primitiva, va al hueso de la condición humana, a la necesidad de ser querido.

La novela de Vilas deviene empapada de una atmósfera poética que nos envuelve y nos cautiva. Hasta en los detalles más nimios, el escritor despliega una emoción candente, incendiaria, presta a despertaros del sueño de la abulia en el que parece que vivimos, transformando el oscuro túnel en un sendero de luz. Y no se trata de una misión fácil, sobre todo porque el protagonista es un hombre propenso a la melancolía, a la depresión incluso.
Este título alcanza en ocasiones lo casi filosófico, preguntándose si se merece lo que le ocurre, desnudando sus pensamientos más profundos, convirtiendo el compartir sus experiencias en una terapia y dejando una sutil crítica a la sociedad y al capitalismo en el que nos desarrollamos como personas sociales, pero a la vez independientes.
En particular, percibo ecos de Francisco Umbral en esta forma fragmentaria de contar y de contarse que huye de lo ordenado y analítico, que aprovecha la inspiración del momento; una forma lírica y afirmativa que abre de continuo la puerta a pasajes enormemente luminosos, con la diferencia de que Umbral quiso ser poeta y Vilas lo es. También Vilas es un escritor de frases y apostillas memorables, y a mí me admira su capacidad de hacer alta literatura desde una actitud generosa con la vida y con lo más noble de ella: la bondad, la belleza, el amor… La obra pone sobre la mesa temas como la depresión o la muerte, aspectos poco agradables.
Me gustan las novelas que no parecen novelas sino espacios vitales, lugares de refugio donde el alma tiende a solazarse, sobre todo si están rociadas de poesía, con las características propias de la poesía: cadencia, símbolos, sueños, emociones. Y esta novela es un vademécum. En cada página aflora la sensación salubre de recobrar la belleza, por muy ardua que sea la verdad que nos ciñe, por muy gris que amanezca el don de la esperanza. Con quiero decir, que el autor oscense, es honesto, tajante, crudo, tierno.

 La familia es el elemento fundamental de la novela, y es donde el personaje principal busca el amor incondicional. Para Manuel, las novelas que escribe tienen un carácter también autobiográfico; suministro a un narrador mi vida… y hay mucha elaboración detrás.Los personajes de esta novela de capítulos cortos y muchos sentimientos, llevan nombres de músicos. Es decir, la música también es un elemento importante en la novela, donde todos los personajes pierden sus nombres propios y son rebautizados con los de famosos compositores quienes regalaron belleza al mundo, así, sus padres son Bach y Wagner y sus hijos Brahms y Vivaldi, y de esta forma va nominando a todas aquellas personas que pusieron algo de belleza en su vida.Uno de los mayores aciertos del libro, me parece a mí, la presencia reiterada de Arnold (por Arnold Schönberg), en forma de doble, de todo lo negativo en la vida del narrador: la depresión, dolores diversos del alma (si tal cosa existe), bajones de ánimo, melancolía amarga, sentimiento de culpa, etc. Arnold es el enemigo por antonomasia de la alegría; la versión negra, por así decir, de Vilas.

En conclusión, “Alegría” es una novela radiográfica que nos muestra desnudo a un Manuel Vilas con todos sus defectos y virtudes propios de un ser humano que sufre, busca, ama, teme… vive, y con el cual podemos encontrar muchos puntos en común.

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