Yo
soy una mujer: nací poeta,
y
por blasón me dieron
la
dulcísima carga dolorosa
de
un corazón inmenso.
En
este corazón, todo llanuras
y
bosques y desiertos,
han
nacido un amor, interminable,
y
un cantar gigantesco;
pasión
que se desborda de la tierra
y
que invade los cielos…
Ando
la vida muerta de cansancio,
inclinándome
al peso
de
este afán, al que busca mi esperanza
un
horizonte nuevo,
un
lugar apacible en que repose
y
se derrame luego
con
la palabra audaz y victoriosa
dueña
de mi secreto.
Yo
necesito un mundo que no existe,
el
mundo que yo sueño,
donde
la voz de mis canciones halle
espacios
y silencios;
un
mundo que me asile y que me escuche;
¡lo
busco, y no lo encuentro!
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