Selva de mi silencio,
apretada de olor, fría de menta.
Selva de mi silencio, en ti se mellan
todas las hachas, se despuntan
todas las flechas;
se quiebran
todos los vientos.
Selva de mi silencio, ceniza de la voz
sin boca, ya sin eco; crispadura de yemas
que acechan el sol,
tras la espera
maraña verde... ¿qué nieblas
se te revuelven en un remolino?
La selva se cierra
sobre el ala que pasa y que rueda.
Selva de mi silencio,
verde sin primavera,
tú tienes la tristeza
vegetal y el instinto vertical
del árbol. En ti empiezan
todas las noches de la tierra;
en ti concluyen todos los caminos.
Selva apretada de olor, fría de menta.
Selva con tu casita de azúcar
y su lobo vestido de abuela:
trenzadura de hoja y de piedra,
masa hinchada, sembrada, crecida toda
para aplastar aquella,
tan pequeña,
palabra de amor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario