Tengo una biblioteca y una amante.
La biblioteca es alta y profunda
y la amante,
pequeñita, tímida, indocumentada.
Pero la enorme biblioteca tiene
todos los libros escritos
en una lengua que desconozco.
Y mi amante, a pesar de su simpleza,
maneja a la pefección
ese idioma extranjero.
Sin mis libros
me sería imposible vivir.
Y también sin mi amante.
Ambos, estos libros míos
y este don suyo de lenguas,
me proporcionan sabiduría.
No puedo elegir.
Preferiría sin ellos, vivir sin mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario