General, le cuento
que
se está quedando sin ejército,
pues
sus hombres libres
han
optado casi todos
por
los grilletes del poder,
de
checazos, de vaquillas,
de
sillas parlamentarias
y
sobre todo, de retornos presidenciales.
Sabrá
que sus hombres descalzos
ahora
calzan made in Italy;
ya
no caminan,
para
eso existen las libres.
Y
hablando de libres,
la
patria libre
está
en la sala de cuidados intensivos.
Nuestra
patria es ahora:
el
basurero municipal de los ministros
el
trampolín para seguir siendo magistrado
y
la rampa que te lleva directito
a
comprar en abonos suaves
tus
derechos para vacacionar en una celda.
Es
necesaria su presencia
porque
la sombra ideada
por
Ernesto Cardenal
ya
no basta.
Usted
se ha vuelto un recuerdo
mustio,
triste, incoherente.
Demuestre
que no ha muerto,
¡se
lo exijo!
Baje
con su machete
cortando
cabezas.
Le
aseguro que las nuevas generaciones
le
estaremos eternamente agradecidas.
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