-Autor desconocido-
«Señores,
nadie se agravie,
los
pájaros no se marchan
hasta
que yo no lo mande».
Se
puso en la puerta
y
les dijo así:
«Ea,
pajaritos,
ya
podéis salir.
Salgan
cigüeñas con orden,
águilas,
grullas y garzas,
avutardas,
gavilanes,
lechuzas,
mochuelos y grajas.
Salgan
las urracas,
tórtolas,
perdices,
palomas,
gorriones
y
las codornices.
Salga
el cucu y el milano,
zorzal,
patos, y andarríos,
canarios
y ruiseñores,
tordos,
jilgueros y mirlos.
Salgan
verderones
y
las cardelinas,
también
cojugadas
y
las golondrinas».
Al
instante que salieron
todos
juntitos se ponen,
escuchando
a san Antonio
para
ver lo que dispone.
Antonio
les dice:
«No
entréis en sembrado,
marchad
por los montes,
los
riscos y prados».
Al
tiempo de alzar el vuelo
cantan
con dulce alegría,
despidiéndose
de Antonio
y
su ilustre compañía.
El
señor obispo,
al
ver tal milagro,
por
diversas partes
mandó
publicarlo.
Antonio
bendito,
por
tu intercesión
todos
merezcamos
la
eterna mansión.
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