martes, 5 de enero de 2016

EL VIAJE DE LOS MAGOS.



 



“Qué helada travesía

Justo la peor época del año

Para un viaje, y un viaje tan largo:

Los caminos hondos y el aire ríspido,

Lo más recio del invierno”.

Y los camellos llagados, sus patas adoloridas, refractarios,

Tendidos en la nieve que se derretía.

A veces añorábamos

Los palacios de verano en las cuestas, las terrazas,

Y las niñas sedosas que nos servían sorbetes.

Iban los camelleros blasfemando, mascullando,

Huyendo, y pidiendo licor y mujeres,

Y las fogatas se extinguían y no había refugios,

Y las ciudades hostiles y los pueblos agresivos

Y las aldeas sucias y caras:

Cuánto tuvimos que aguantar.

Al final preferimos viajar de noche,

Dormir a ratos,

Con las voces cantando en nuestros oídos, diciendo

Que todo esto era locura.



Entonces llegamos al amanecer a un valle templado,

Húmedo, lejos de las nieves perpetuas, y olía a vegetación;

Con un arroyo y un molino de agua que golpeaba la oscuridad,

Y en el horizonte tres árboles,

Y un viejo caballo blanco se fue galopando hacia la pradera.

Luego llegamos a una taberna con hojas de parra en el dintel,

Seis manos junto a una puerta abierta

Jugaban a los dados por un poco de plata,

Y alguien pateaba los odres vacíos de vino,

Pero no había información, y seguimos

Y llegamos al anochecer, y justo a tiempo

Encontramos el lugar; era (podríamos decir) satisfactorio.



Todo esto fue hace mucho tiempo, recuerdo,

Y yo lo volvería a hacer, pero que quede

Esto claro que quede

Esto: ¿nos llevaron tan lejos

Por un Nacimiento o por una Muerte? Hubo un Nacimiento,

Teníamos pruebas y ninguna duda. Yo había visto nacer y morir,

Pero pensaba que eran distintos: este Nacimiento

Nos sometió a una dura y amarga agonía,

Como la Muerte, nuestra muerte.

Regresamos a nuestros lugares, estos Reinos,

Pero ya no estamos en paz aquí, bajo la antigua ley.

Con un pueblo extraño aferrado a sus dioses.

Cuánto gusto me daría otra muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario