En
pijama y zapatillas
cuando
llega Navidad,
para
los niños del mundo
no
dejan de trabajar.
Reciben
miles de cartas,
los
tres Reyes Magos de Oriente,
y
leen con atención
felices
y muy sonrientes.
La
ilusión de los pequeños
flota
por la habitación,
por
el suelo, por la mesa,
en
cada esquina o rincón.
Trabajan
de día y noche
sin
parar para dormir,
como
son los Reyes Magos
se
lo pueden permitir.
Una
enorme carcajada
se
escucha en la habitación,
un
loro que canta tangos
un
niño pide a Melchor.
«¿Entiendes
qué pone aquí?»
Pregunta
el rey Baltasar
rascándose
la cabeza
sin
mirar al rey Gaspar.
Mientras
tanto el rey Melchor
lee
lleno de emoción,
la
carta de un niño enfermo
que
pide un nuevo riñón.
Van
leyendo una por una
colocando
los regalos,
con
ayuda de los pajes,
los
camellos han cargado.
Y
se acerca muy contento,
jojojo,
papa Noel,
que
ha cargado su trineo,
para
repartir también.
Todos
los niños son buenos
y
limpios de corazón,
por
eso los Reyes Magos
les
llevan tanta ilusión.
Pero
han dado un buen susto
a
un niño maleducado,
que
a los pies del nacimiento,
carbón dulce le han dejado.
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