Es
su tercera incursión en el mundo literario. Al igual que sus dos anteriores
libros nos presenta un libro de relatos y poemas.
Michael
de Montaigne pensaba, quizás como Sócrates y con Platón, que las experiencias y
los sentimientos es lo más profundamente libre que existe. Pero hay un
instante, que son la suma de sensaciones y certezas de un conjunto de
instantes, en que la experiencia y los
sentimientos derivan hacia un amor-odio o viceversa. ¿Qué sucede si ese
amor-odio no tiene obstáculo o el añadido es el ser humano? A veces se
convierte en una experiencia extrema. O en libertad extrema.
En
lo que toca a José Manuel Muñoz es un escritor que retrata historias delicadas y melancólicas, que parecen
enmarcadas en la quietud de una fragilidad, a punto de desvanecerse o de sufrir
una metamorfosis que desvela lo que realmente esconde la historia.
SINOPSIS: Adéntrate en el
universo emocional de Pieles en penumbra. Déjate arrastrar por la cadenciosa
voz de los silencios y los sonidos de las lágrimas. Respira los colores de la
inocencia, la ternura y la tórrida pasión. Degusta el delicado sabor de la
belleza abriéndose pletórica como una flor…
El
drama de los refugiados, la violencia de género, el maltrato escolar, los
grilletes de los celos, los puñales de la homofobia y la xenofobia, entre
otros, son algunos de los tejidos de unas indefensas pieles que ansían
acariciar el despertar de un renovado amanecer.
Si
estás buscando unas historias distintas, que se adueñen de tu memoria y no te
dejen indiferente, éste es tu libro.
En
“Pieles en penumbra” despliega un
universo personal en una deliciosa combinación de relatos y poemas. El autor lo
hace con convicción, sí; con un extrañamiento y una valentía que recorre
sigiloso cada una de las páginas de este libro. Podría decirse, incluso que hay
belleza, mucha luminosidad envuelta en una escritura rica y lírica, aun en las
representaciones más sórdidas de lo que nadie quiere o se atreve hablar. A José
Manuel no le preocupó encontrar la belleza, que sin pretenderlo la tiene y
mucha, ni de experimentar con cada historia, en terrenos farragosos como son:
el tocar fondo, una despedida, el sentir por el ser querido, el destello de
deseo por alguien, la homofobia y el rechazo de la familia, el bullyng y la
fortaleza por la lucha, los deportados y los refugiados, el maltrato tanto
físico como psicológico, la humillación del racismo o el amor en todas sus
vertientes. La intención del escritor es explorar con la escritura una zona que
no tiene palabras, pero sí lenguaje. A partir de ello construye el espejo de
esta sociedad y todo lo que hay en ella carente de valores.
Por
todo esto consigue, con este libro, combinar profundas reflexiones y
sentimientos de lo más intensos en medio de una narración sencilla, ágil y
cómoda de la que el lector forma parte desde el primer relato. Y al estar
leyendo tener la sensación de estar escuchando la historia de toda una vida de
miles de personas que se puedan sentir identificadas en este muestrario de
circunstancias.
Unas
historias vibrantes, llenas de aventuras y desventuras, con pinceladas de
historias reales; de sombras y luces del amor verdadero o dañino. Es un libro
que explora las cicatrices y sorprende con un registro íntimo. Con una crítica
social a todos aquellos comportamientos, ritmos y pulsaciones físicas del ser
humano. Al tiempo que invita a imaginar que, más allá de los vivificantes aires
cosmopolitas, estos dramas podrían haber tenido lugar en cualquier parte, pues
el paisaje dominante es la conciencia humana y la geografía del alma.
La
condición humana preside la totalidad de sus narraciones, un retablo humano de
dimensiones reducidas, con figuras que asumen las variantes del alma y los
matices que caben en ellas. Cuenta historias particulares magníficas, tiernas,
emotivas pero a la vez duras, dolorosas, tejidas con vileza.
El
giro de cada relato -sutil, inteligente y rotundo-, nos devuelve a una realidad
inesperada y perturbadora en la que se constata que el primer cómplice -o
víctima- de la trama no es otro que el propio lector. Porque Muñoz Serrano es
un escritor de secretos y de silencios. Lo que callan sus personajes, lo que
ocultan, lo que susurran, deja que el lector lo intuya en la música interior
del relato. Porque lo que importa es la resolución de lo narrado con esa
vocación de estar contando naufragios y supervivencias, instantes
fantasmagóricos junto con las escenas de una sencilla felicidad. Con el
propósito, de terminar de leer el relato ofrecer la posibilidad de reconstruir
gracias a las pequeñas cosas, como si juntásemos fragmentos de felicidad o
cristales de luz, la existencia en la que no puede faltar el amor y la
esperanza.
Por
una parte cada relato tiene una historia que merece ser contada; por otro lado,
en cada uno de ellos no falta tampoco la denuncia y el compromiso.
Otro
aspecto digno de mención del libro son los poemas. Las poesías de José Manuel
giran alrededor de una idea central que funciona igual que la biela de un
motor: transmiten rotación y potencia, fuerza dinámica. Son esos dos momentos
diferentes que podemos encontrar en su poesía: el hombre que se sabe actor
protagonista de sus días y el que pasa al papel de espectador. Y desde sus
páginas, sus versos conmueven, ya que las poesías son actas notariales de la
experiencia. Son las palabras, ese sol que hace que también el tiempo se evapore.
Y es el amor, esa confianza instintiva, piel a piel, en la existencia que no
necesita, mientras da vueltas el aire, en una red de: amor enamoradizo, amor
fraternal, amor juventud o madurez, amores vividos o soñados, amores robados o
improvisados, amores perdidos o reencontrados. La vertebración de la vida que
entraña los espacios más íntimos o familiares y el misterio o la conciencia de
la otra persona.
El
escritor nos lleva al hombre que se pregunta qué hacer con ese don que no
parece tener utilidad en un presente global y donde todo es cada vez más
sórdido y deshumanizado.
Con
una solvente estructura narrativa y el equilibrio entre la prosa contundente y
la plástica poética “Pieles en penumbra”
indaga en la relación ser-parecer, en los personajes y la versión de una misma
historia.
El
léxico de cada una de las piezas confirma que puede tomarse por una declaración
de principios. Una pequeña recopilación de voces reiteradas que trae a los ojos
las palabras: rabia, ira, envidia, maldad, amor, felicidad, reencuentro, búsqueda,
esperanza. En este caso en particular, un lenguaje que construye monólogos
arrebatados y desmenuza retratos y perfiles, sin que falten las emociones
eróticas, los desengaños, los sueños o las ilusiones.
Una
de las cosas que me han gustado es que el autor no se esconde tras malabarismos
literarios, ni sentimentalismos baratos, ni embustes, si no que le imprime un
luz próxima y auténtica al relato que nos está contando. Es lo que antiguamente
se llamaba un libro de compromiso social, mirando a la sociedad que le ha
tocado vivir. Dado que combina profundas reflexiones y sentimientos de lo más
intensos en medio de una narración sencilla, ágil y cómoda.
Todo
está o eso fue lo que intentó hacer el autor, orientado a que la lectura genere
la sensación de estar mirando por el cerrojo directo al interior de una
habitación prohibida.
Su
intención ha sido, a través de un complejo de personajes, abordar experiencias
vividas cuya intensidad se pueda abordar desde distintas perspectivas. Quería
entender y hacernos entender: la violencia y los deseos intensos. Y les aseguro
que lo ha logrado.
No
se engañen los lectores, aunque sean relatos, ni son breves ni son sencillos en
su desarrollo; porque, cada uno de ellos tiene un profundo devenir de cada uno
de los personajes, tanto los masculinos como los femeninos. De modo que, cada
historia que cuentan cada uno de los protagonistas, tanto conjuntamente como
por separado, tiene un trasfondo complejo.
El
autor cordobés tiene una varita mágica para mostrar una realidad vigente, en la
que desarrolla un mundo de incomprensiones, turbulencias, amargura y burlas
pero a la vez de equilibrio, esperanza, tolerancia, bondad, bienestar y
consideración. Es un homenaje al lenguaje de todos ellos.
No
nos vamos a encontrar un mundo de limitaciones, si no que vamos a encontrarnos
con una gran diversidad de personajes que tienen mucho que dar y que no se ven
limitados. Los lectores pueden espiar, a través de los relatos, áreas realmente
oscuras pero a la vez prometedoras y sencillas de esas personalidades. Cada
persona narrativa colabora a configurar el tono y el enfoque del relato.
Incluso los personajes silenciados, aquellos que son incapaces de articular un
sentido sobre sus experiencias, están presentes en los relatos de alguna
manera, ya sea con lo que otros dicen de ellos o de lo que ellos mismos intuyen
que cuentan de sus propias experiencias.
Otro
rasgo fundamental, es que tienen voz propia que nos permite asomarnos a su
mente. Los personajes mueven la historia.
Al
mismo tiempo están perfectamente definidos, muy bien trabajados; son muy
humanos y conlleva una gran carga emocional. Se trata de un libro prácticamente
coral en la que cada uno de ellos tiene un sentido claro y una razón de ser en
la historia.
Por
el camino, vías abiertas que dejan, al lector, con ganas de más recorrido;
porque cada uno de ellos, asume una problemática que abarca lo universal del
ser humano: se habla bastante del amor, de la quimera de la felicidad, de la
juventud revisada, también del dolor, el ácido corrosivo de la deslealtad, de
la decadencia de una existencia turbia. Así como de la fantasía como refugio
que nos libera, el coraje de hacer lo que deseas aunque no lo necesites, la
importancia de cambiar de rumbo cuando la ocasión lo exija. Todo ello se enlaza
de manera muy natural y coherente; pero a la vez es provocador y deslumbrante.
Me
ha parecido un libro humano y necesario, donde se analiza racionalmente y desde
una encomiable posición todas las situaciones que están o han pasado algunas
personas alguna vez en su vida.
El
tono ligero de algunas páginas no debe engañar sobre la seriedad de lo que se
cuenta.
Son
piezas que hablan con claridad y son tan argumentales que varias contienen la
almendra de la novela como pentagramas sobre los tonos y el alma de la
felicidad humana.
hola y feliz año! tienes un blog muy bonito y este relato es muy bello. te comparto. espero verte pronto. saludosbuhos.
ResponderEliminarEs bellísima la reseña. Un millón de gracias!!!
ResponderEliminarEs bellísima la reseña. Un millón de gracias!!!
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