La
inclinación melódica del mar
vuelve
a posar tu voz sobre la arena
de
vuelta en Calafell, años más tarde:
en
días como éste, me pregunto
si,
inhóspita sirena, has olvidado
la
dignidad furtiva de aquel beso
o
en los momentos íntimos retorna
aún
a tu retina esa experiencia
primera
del amor correspondido;
y
en días como éste desearía
de
nuevo retener entre mis manos
los
contornos de sal que acaricié
en
esta misma cala –en otro tiempo-,
aunque
la toga de nostalgia cubra
después
de tantos años las viejas ambiciones
aunque
escondas el rostro, avergonzada
porque
perduran
en
nuestros cuerpos juveniles restos
de
amor y de pasión,
porque
es posible el gozo,
todavía.
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