Ya
sabes que te quiero aunque me duela,
que
verte y no tocarte es un castigo,
si
muero, tú te encargas de mi esquela,
si
vivo, entiérrame (pero contigo).
Mi
piel lleva las marcas de la suela
de
aquel tacón frenando por mi ombligo,
tu
forma de reír aún sobrevuela
el
cielo de un pasado que aún persigo.
Quisimos
ser felices sin excusas,
sin
boda, sin contrato, sin testigos.
Así
eran nuestras ganas: tan ilusas.
Y
el tiempo desgastó nuestros abrigos
llenándolos
de ayer y de pelusas.
Y
no hubo más conmigos ni contigos.
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