El último Premio Nadal, el cual ha sido concebido a la primera novela de la escritora Ana Merino.
Una
novela que apuesta con sutiliza psicologista por las pequeñas historias que
logran la iluminación y el desborde emocional del lector.
SINOPSIS: Valeria, una
joven maestra de escuela que tiene una relación secreta con Tom, que le lleva
treinta años, se enfrenta al dilema de los sentimientos y quiere entender el
significado del amor. En el pueblo donde enseña, Lilian desaparece sin motivo
aparente mientras su marido está en la otra punta del mundo. Greg, un hombre a
quien le pierden las mujeres, frecuenta un club de alterne de los alrededores
para ahuyentar su descontento, hasta que un día se ve descubierto de la peor manera
posible.A
partir de momentos como estos en el transcurrir de una pequeña comunidad rural,
nos adentramos en los misterios cotidianos de sus habitantes. Las vidas de
todos ellos no solamente se irán cruzando a lo largo de más de dos décadas,
sino que estarán condicionadas por la fuerza magnética de los afectos, la
aleatoriedad del azar o por la justicia poética que a veces nos traen los
acontecimientos más inesperados. El
mapa de los afectos persigue el rastro de las personas que construyen las historias
escondidas de los lugares; sitios donde se evocan ausencias, sucesos extraños,
donde ocurren crímenes inexplicables, se convive con las tensiones personales y
familiares y donde solo la pulsión del bien sedimenta el poso necesario para
seguir viviendo.
A propósito de la alta cultura, Santo Tomas de Aquino, en uno de los 16 tomos de su “Suma Teológica”, se centra en estudiar “el problema del mal” para acabar concluyendo que “el mal resulta muy poca cosa en el conjunto de los hombres y las cosas del mundo, pero resulta muy vistoso porque resulta muy creativo”.
Como
en el maniqueo Siglo XIII, hoy seguimos embebidos en la gran creatividad del
mal, y, las más de las veces, de espaldas a los misterios del bien.La
historia arranca con la relación secreta que mantiene una maestra de escuela en
una pequeña comunidad rural. A partir de aquí, os adentraréis en los misterios
cotidianos de sus habitantes, conforman un enjambre que la vida reúne con sus
venturas y desventuras. Sus vidas, encadenadas a modo de episodios emocionales,
se irán cruzando a lo largo de dos décadas entre E.E.U.U y España.
Con
rápidas pinceladas cortas, como si se tratara de un boceto, la escritora
captura momentos de vida de sus habitantes, no se detiene en los detalles
minuciosos de la historia, solo pinta las formas y os obsequia impresiones, no
es una historia es sí ni una definición profunda de los personajes.
He
aquí una novela natural y naturalista, la cual, aunque hay en ella un crimen en
los primeros capítulos, no es un country noir sino algo mucho más original y
sorprendente, pues no se centra exclusivamente, cómo cabría esperar, en el mal
real o abstracto, humano o satánico, verista o psicológico, sino que sólo lo
sobrevuela, también afronta temas sobre la bondad, sobre el consuelo y el
cobijo, sobre los jóvenes, los viejos y el dialogo de las edades, sobre la
belleza de los bosques, y la belleza del perdón y la protección del otro.
Esta
historia no es fácil de tildar como novela al estar fragmentada en personajes y
espacios.
Merino
busca cerrar un círculo que trasciende más allá de la muerte y obligar al
lector a reflexionar sobre su postura frente a las cuestiones universales que
la autora hila entre individuo e individuo.
En
efecto, estamos ante una propuesta literaria a la contra de la tendencia
dominante –y por eso no sé si revolucionario pero, por lo menos, audaz- escrita
en prosa detenida, intensa y lírica-tierna que -¡gracias, gracias!- nos
recuerda la útil lección de que cuidar de otros nos hace mejores, y que todos
somos parte de un todo.La
teoría de la literatura últimamente denominada country ficción a las novelas
atmosféricas enclavadas en espacios rurales, en las cuales, la localización
ejerce como un personaje más. La autora madrileña teje narrativamente un
puzle en un espacio rural hilvanado una suerte de estructura humana que explica
el mundo y apuesta con sutileza psicológica por las pequeñas historias que
logran la iluminación y el desborde emocional del lector.
Una
comunidad cerrada a la que Ana Merino os traslada con una prosa evocadora para
narrar una comunidad plegada de pequeñas y grandes dramas y rebosante de
secretos a menudo vergonzantes con los que dota de vida a esta novela coral en
la que la autora, con un tono narrativo intimista, despliega las emociones que
mueven al ser humano, desde la más oscuras hasta las más luminosas.
Una
prosa elegante y cuidada que a menudo se acerca al lirismo son las señas de
identidad de estas pequeñas historias que nos trasladan a la grandeza de formar
parte de un todo, ese todo en que los afectos, las emociones y los sentimientos
mueven el mundo, unas veces para mal, pero muchas otras, para bien, incluso
cuando es el azar el que debe poner las cosas en su sitio o descolocarlas
irremediablemente.
Es
una novela coral en el sentido más estricto de la palabra, porque no hay ningún
protagonista principal. A través de los diferentes capítulos de “El mapa de los afectos”, iréis viendo
pasar a distintos habitantes de un pequeño pueblo del interior de los E.E.U.U. Los
reconoceréis a través de lo que se podría considerar pequeños relatos, casi
como si cada capítulo fuera un relato.
Todo
un mosaico de personajes, sentimientos y emociones en los que Ana Merino no
deja de buscar el lado humano y bueno de muchos de ellos. Eso sí, no penséis
que “El mapa de los afectos” es eso
que ahora se denomina feel goog, porque una cosa es buscar el lado bueno de los
seres humanos y otra muy diferente es no mostrar el mal que habita también en
otros. Pero por encima de todo, prevalece una idea: hay gente buena.
Samuel,
un niño que espía desde su escondite en un árbol a una pareja. Así comienza
todo. El mirón no sabe qué hace allí. Tampoco qué pasa con sus respectivas
vidas y a cuáles están conectadas.
La
autora se encargará de ir estirando las ramas de unos y otros para edificar su
mapa. Profesora, veterano de guerra, prostituta que aspira algo mejor, mujer
convencida que su marido le ha sido infiel, hombre casado y mujeriego pagará
por mucho más, mujer desaparecida con dos hijos, etc…
Los
personajes entrañables y los afectos decantan la balanza hacia la esperanza en
las pequeñas cosas cotidianas como tabla de salvación humana.
La
narración, es más que un collage, una sucesión de estampas que presenta a cada
uno de los personajes desde la óptica de su historia individual. Son vidas en
las que pesan las ausencias, el desaliento pugna con la necesidad de luchar por
salir adelante, y los sentimientos, las conexiones de distinto tipo, se revelan
como el punto determinante de cada pequeña historia, su razón de ser.
En
contrapartida a todo lo anterior, esto es opinión personal, poco más de
doscientas páginas resultan insuficientes para tal cantidad de contenido.
Considero que, esta colmena está demasiado comprimida, lo que conlleva el
“desperdicio” de personajes que resultan especialmente interesantes.
Ya
que algunos de ellos me generan una curiosidad que no obtengo respuesta. Hay
decenas de detalles para los que tenía preguntas, caminos del pasado no
contados que me hubiera gustado conocer, temáticas concretas muy sustanciosas
que se resuelven en poco más que unos apuntes.
He aquí, en suma, una audaz e hipnótica novela sobre el bien que, se lo aseguro, está muy bien.
Una
lectura que no dudo en recomendar a aquellos que disfruten de las narraciones
intimistas en las que lo cotidiano alcanza toda su grandeza.
Es
un buen libro que invita a una reflexión profunda.
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