Si
muero sobrevíveme con tanta fuerza pura
que
despiertes la furia del pálido y del frío,
de
sur a sur levanta tus ojos indelebles,
de
sol a sol que suene tu boca de guitarra.
No
quiero que vacilen tu risa ni tus pasos,
no
quiero que se muera mi herencia de alegría,
no
llames a mi pecho, estoy ausente.
Vive
en mi ausencia como en una casa.
Es
una casa tan grande la ausencia
que
pasarás en ella a través de los muros
y
colgarás los cuadros en el aire.
Es
una casa tan transparente la ausencia
que
yo sin vida te veré vivir
y
si sufres, mi amor, me moriré otra vez.
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