Al
principio
el
agua de los ríos
cantaba
limpiamente
rozando
los guijarros:
ro,
ro, ro, iba sonando.
Su
canto era una risa,
que
viajaba a los pozos,
que
temblaba en los cántaros.
Las
cosas han cambiado.
He
viajado muy lejos,
donde
la lluvia a penas
humedece
los campos.
Nunca
llega a los pozos,
nunca
tiembla en un cántaro,
no
se esconde en los grifos,
nunca
llena los vasos.
Y
Los ríos son lenguas
con
sed, mudos, callados.
Y
el agua es barro sucio
que
enferma a los humanos...
¡Ya
es hora de arreglarlo!
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