Ilustración autor desconocido.
Alguno
que otro día
me
amanece el deseo de invitarte un café,
de
abrazarme a la certeza
con
la que me nombraste para siempre.
Quiero
escuchar como respira en vos el universo
y
descubrirme en el milagro sin edad de tus pupilas.
Días
en los que necesito darte gracias
por
lo que me concediste infinito,
por
la posibilidad de hacer y re-inventar
cada
trozo de vida a mi propia semejanza o a la tuya,
Por
la angustia y la fe en lo que anhelo,
por
la alegría simple de los frutos.
Vos
sabes que este amor mío renegó tanto de nombrarte.
Se
ufanó de sí mismo,
evadiendo
el diálogo cara a cara,
refugiándose
en tu sustancia,
cumpliéndote
en los principios
pero
sin la humildad serena de aceptarte.
¿De
qué he huido?
Si
todo rumbo me devolvió tu aliento;
si
toda libertad sin vos siempre fue cárcel.
Aquí
estoy otra vez,
como
emergiendo del útero materno:
confiándote
mi vida,
abandonándome
a tu ímpetu
despertando
a tu amor
fundiéndome
en tu nombre.
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