Dame
una gardenia
que
son ellas las flores de los muertos
Qué
blanda fue su risa
la
manera de llegarse hasta mi vientre
perfumando
las raíces de mi estómago
cual
una espada que se intuye en la tarde
Toda
ciudad es el fondo una flor marchita
una
esperanza de acudir
a
la sed que los portales envuelve
con
finísimos poros
Dame
una gardenia
que
son ellas las horas de los cuerpos
y
yo estoy harta de ver hombres hermosos
jugando
con los niños en la playa
Muchas gracias por publicar el poema José Antonio...
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