Pero...
¿es verdad que la esperanza ha muerto?
¿Es
verdad que toqué ya la frontera
de
mi destino? ¡Dios! ¿Y será cierto
que
no me encenderá otra primavera?
Ya
no veré altamares... sólo un puerto
de
sirenas varadas que exaspera
mi
ansiedad, condenada a un punto muerto,
contar,
pesar, medir lo que yo era.
La
catarata de mi sangre ardiendo
se
espesa en lento arroyo, y en mi frente
ya
no canta una alondra cada día.
Qué
desesperación voraz y fiera
sentir
el ascua del vivir se enfría...
que
ya no espero nada... ¿Y Dios? ¿Me espera?
Hola!
ResponderEliminarQué intensidad...bufff es muy onírico y muy interesante. Me ha gustado.
Un abrazo.
Elena.
Hola Elena. Tienes toda la razón.."Que desesparación más voraz..."
EliminarUn abrazo. Me alegro que te haya gustado.