No
siempre es sencillo saber cuándo un autor ha venido para quedarse. Hay
novelistas que un buen día llegan a nuestras vidas y nos convencen de tal forma
que leeremos cualquier cosa que escribieran, incluso si el género no se adapta
a nuestros gustos.
Pienso
que es difícil presentaros una novela tan bien armada y con tanta fuerza como “El guardián de los secretos”. La
intensidad del estilo del autor es de tal calibre que no deja de asombrarnos con cada una de las
páginas que iremos leyendo, como sucedió en su anterior libro: “El viaje de Marco”.
SINOPSIS: Por el amor de
tu vida cualquier riesgo parece pequeño. Incluso la muerte. La vida de Miguel
cambió para siempre cuando su padre, un alto cargo de la República, lo envió a
un pequeño pueblo del Mediterráneo durante la Guerra Civil. Allí, a los pies
del castillo de Peñíscola, conoció al guardián de los secretos, un joven con
una misteriosa relación con el mar por el que tanto su vida como la de sus
familiares corrieron grave peligro. La intolerancia de la sociedad y el
inevitable avance de las tropas franquistas llevaron a Miguel a vivir una
intensa aventura en uno de los contextos más duros y tristes de la historia
reciente de España. ¿Puede una historia que pasó hace tantos años enfrentarte a
tu propio destino?
Cualquiera
que sienta pasión, pasión verdadera, por la literatura (esos a los que con una
bellísima palabra el diccionario de la R.A.E. define como letraherido) sabe de
las múltiples y profundas emociones que la lectura de un texto notable puede
despertar en el lector. La complicidad, que nos dibuja una sonrisa en los
labios; el desamparo, que nos envuelve en su silencio frío, la belleza, que se
manifiesta en la sensación de no poder seguir leyendo tras tanto fogonazo; la
tensión, en la avidez de las manos que nos tiemblan pidiendo más y más rápido.
“El guardián de
los secretos”
es una de esas hermosas historias descritas anteriormente, rica en detalles y
que supone un viaje a través del tiempo de ochenta años de diferencia. Una
historia que enamora con vidas paralelas que caminan afanosamente con el único
objetivo de conocer toda la verdad por dolorosa que ésta pueda resultar. Y que
poco a poco, ésta irá saliendo a la luz, trayendo consigo una serie de
biografías cruzadas que vienen de lejos y que pasan por todos los capítulos de
la historia de la España del pasado siglo: la república, la guerra, la
posguerra, la España franquista. A través de unos protagonistas cuyos secretos
inconfesables y sorprendentes arrastraran a unos y otros a un torbellino
vivencial y emocional que cambiará sus vidas de una manera radical.
La
novela es una narración que supone un viaje a través del tiempo. Es decir, es
el reflejo de una España con los conflictos que marcaron una época triste para
el pueblo, se convirtiéndose como telón de fondo de una maravillosa aventura
romántica. En el caso de esta obra, os vais a encontrar con dos historias, dos
líneas argumentales, o en realidad una historia en dos momentos diferentes: la
España de finales de los treinta y la actual. Por una parte, en el presente
tenemos a Enare -una de las protagonistas-, una joven enfermera, a la que
contratan para que cuide a Miguel, un famoso escritor, que está en fase
terminal de un cáncer, pasa los últimos meses de su vida escribiendo su última
novela en la cual necesita rendir cuentas y ser honesto consigo mismo. Por otra
parte, a ese momento histórico se le suma la ambientación en el pueblo de
Peñiscola, sus gentes, su castillo, su mar. Es ahí, en ese entorno, donde narra
la historia de amor entre dos jóvenes de mundos opuestos que se ayudarán, se
complementarán y se enfrentarán no sólo a la guerra, sino a la intolerancia e
incomprensión del mundo. Recrea con habilidad este trasfondo seco de miedos,
terror, represalia y sobre todo, silencio, esgrimidos por las fuerzas del poder
y la sociedad.
El
lector se adentra en la novela que dará a conocer la verdadera historia del
pasado del escritor, todo lo que ocurrió en aquellos últimos meses del fin de
la segunda República y la Guerra Civil.
Es
decir, lo que ha hecho Oscar Hernández, en su libro, es imaginar una de las
tantísimas historias que pudieron darse en aquella época mediante la voz de
Miguel en la actualidad recordando el verdadero amor de su vida.
Evidentemente,
esto es precisamente lo que me encanta de su novela, que haya incluido una
historia de descubrimiento de amor adolescente entre dos chicos en ese
contexto. Donde el sexo, en esa atmósfera tiznada de gris, se revela como un
bálsamo “engañoso” que lo restaña todo.
La
novela toca muchos temas y todos de una forma muy elegante y sencilla, con una
sensibilidad exquisita, sin recrearse en el sentimentalismo. El amor, la
ternura, el miedo, la soledad, la culpa, la guerra, la muerte, la magia, el
enigma; llenan cada línea de las dos historias paralelas que Oscar Hernández
-autor afincado en Valencia- teje con maestría, como están tejidas las redes de
los pescadores, para que nada se queda fuera de la trama.
“El guardián de
los secretos”
es una novela intensa que profundiza y bucea sin mesura en la naturaleza
humana, nos lleva a un viaje interior. Ya que, es una novela, que nadie puede
salir indemne. Los sentimientos y las emociones están presentes en cada página
y en cada palabra, nos llega al corazón, nos indigna, nos remueve por dentro y
nos hace pensar. Nos devuelve a una realidad inesperada y perturbadora pero a
la vez soñadora y mágica, en la que se constata que el primer cómplice -¿o
víctima?- de la trama no es otro que el lector.
Una
vez más, como hizo con “El viaje de
Marco”, este mago de las letras, hace desfilar ante nosotros todos sus
personajes. Tiene la habilidad de coger al lector de la mano y lo sienta junto
a los protagonistas para que viva y sienta con ellos. Porque si algo sabe hacer
el autor es hacerte vivir en el mundo que crea con sus palabras y te atrapa
entre sus páginas
Indiscutiblemente,
hay un protagonista en esta historia: el amor. Pero el amor incondicional; ese
que no entiende de sexo, ni razas, de condiciones sociales, ni de tiempo.
Pero
también estamos ante una historia en la que la vida de los personajes es el
gran fundamento del argumento. Cada uno de ellos tiene una gran importancia en
el conjunto de la narración. Todos tienen una pasado del que a veces es mejor
huir o del que cambiarían si la fuerza del tiempo les ayudara, pero parece ser,
que ellos han sido predestinados a juntarse
y a que el rumbo de sus vidas dé un cambio.
Nos
encontramos con unos personajes, tanto principales como secundarios, que tiene
un gran peso en la novela. El autor va desvelando a golpe de datos, recuerdos y
situaciones quienes son. Los define tan verdaderos y sólidos, los muestra tal y
como son, con sus virtudes y sus defectos, con una naturalidad asombrosa. Nos
detalla cómo son capaces de oler el mar, el salitre, la piel, la pólvora, que
como son capaces de escuchar el oleaje, las bombas o los susurros de los
personajes cuando se aman; o cómo son capaces de enamorarse cada uno de los
protagonistas. Porque gustan, enternecen o desquician y puede que su
personalidad resuene en la vuestra.
Con
maestría hace de sus vidas insignificantes un mapamundi de emociones y de
encuentros, de decisiones e ilusiones que nos conmueven y nos descolocan a la
vez, igual que la vida misma. Porque una cosa está clara, todas las historias
merecen ser contadas, aunque quizás unas más que otras.
Así,
por ejemplo, “El guardián de los
secretos”, en mi opinión, otorga una cercanía al lector y requiere cierto
tiempo para despedirnos como es debido de sus personajes, para que no nos duela
decir adiós para siempre a esos seres imperfectos y reales, prometedores y sencillos que están aprendiendo
a lidiar con la vida, y en contadas ocasiones lo consiguen.
En
este libro nos encontramos con una trama de dos hilos narrativos y con saltos
temporales. Sólida y bien engarzada que iremos conociendo a través de los ojos
de cada uno de los distintos protagonistas.
Su
condición de ingeniero del lenguaje que al tiempo juega a la arquitectura con
la narración, el escritor, pinta con las texturas, fotografía las imágenes
vívidas de muchas escenas y lugares componiendo música para una orquesta afín
de palabras. De igual manera, mezcla como un torrente tiempos y géneros, voces
y silencios, verdades a medias y medias mentiras. Equilibrista nato, la magia
de sus palabras, hace que el lector crea fisonomías, paisajes, olores, texturas
y sonidos. Sumergiéndolo en este océano de sonidos y sentimientos, de dolor y
gozo que el autor ha creado con habilidad. Es una delicia revivir historias
propias en los símiles y metáforas de las que Hernández nos hace cómplices.
Dosificar, disfrutar a sorbos, a capítulos cada escena, cada confidencia de sus
personajes, cada secreto que confiesa a las caracolas el muchacho con la mirada
de miel.
Esta
obra instala el argumento en la vida de los personajes, es decir, la trama no
tiene carácter por sí misma, sino que consiste en ir conociendo la evolución de
cada uno de ellos. Así, el narrador valenciano va intercalando las rutinas,
pensamientos y sentimientos de un puñado de protagonistas que darán luz al
libro.
Está
escrito con una delicadeza afilada y extrema, cuidando cada palabra, cada detalle
y cada aspecto, brindándole a la lectura un ritmo pausado pero constante. Puede
resultar que no pase nada en algunos capítulos pero cada uno aporta su grano de
arena formando una gran montaña difícil de saltar sin salir rozado. Pero es
más, es una novela de evolución, de riesgos, donde abandona la comodidad del
escritor narrativo para jugar con el lector. Para hacerle partícipe de la
historia, para que sufra y se emociones o se estremezca. Hay frases de un dolor
demoledor en este libro.
Una
historia rotunda, rica y poliédrica y a la vez sencilla y fácil, con una carga
emotiva que atrapa al lector desde la primera página. Te anima a que pases las
páginas de la novela queriendo avanzar a pasos cortos y de puntillas. Para no
molestar a sus protagonistas, para convertirte en un espectador más, sin querer
interrumpir al novelista que
magistralmente va cambiando para ser siempre el mismo.
Si
con “El viaje a Marco” conmovió, con
esta novela ha superado con creces todas las expectativas de la anterior. Una
madurez narrativa y demoledora, una envidia por la belleza que hay entre sus
páginas. De eso trata “El guardián de los
secretos” una novela emotiva, reveladora, honesta, sincera, mágica, única,
poderosa.
Es
como el vodka, empieza suavemente, pero intensa, que se te anudará en la
garganta.
Un
derroche de sensibilidad y emociones. Toca el corazón y el alma. Se te agarra y
no se desprende. Y te metes en ella y la haces tuya. Y ella se hace tuya. Y te
posee como sólo lo hacen los buenos amantes. Porque “todos tenemos hipotecas
emocionales”.
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