Intento
abrirme paso entre esta niebla,
de
verdad que lo intento,
bracear
en las aguas oscuras de la noche
y
llegar a una orilla
donde
brille a lo lejos una luz de esperanza.
Intento
recordar cómo es la risa,
saber
si alguna vez besé otros labios,
si
mi piel se encendió junto a otra piel,
si
lloré por amor,
si
creí ser feliz, si aquel deseo
que
engulló un espejismo, revivía.
Pero
no reconozco mis edades
en
ninguna emoción que haya vivido;
de
aquello, si existió, no queda nada.
Solo
puedo observar cómo se afilan
las
líneas de tu rostro,
escuchar
tu silencio impenetrable,
buscar
en tu mirada una señal.
Y
mirar y mirar esa blancura,
esa
piel transparente de tus manos.
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