¿Qué
hay que hacer?
Presentar
una instancia
y
adjuntar el curriculum.
Sea
cual fuere el tiempo de una vida
el
curriculum debe ser breve.
Se
ruega ser conciso y seleccionar los datos,
convertir
paisajes en direcciones
y
recuerdos confusos en fechas concretas.
De
todos los amores basta con el conyugal,
los
hijos: sólo los nacidos.
Importa
quién te conoce, no a quiénes conozcas.
Viajes,
sólo al extranjero.
Militancia
en qué, pero no por qué.
Condecoraciones
sin mencionar a qué méritos.
Escribe
como si jamás hubieras dialogado contigo mismo
y
hubieras impuesto entre tú y tú la debida distancia.
Deja
en blanco perros, gatos y pájaros,
bagatelas
cargadas de recuerdos, amigos y sueños.
Importa
el precio, no el valor.
Interesa
el título, no el contenido.
El
número del calzado, no hacia dónde va
quien
se supone que eres.
Adjuntar
una fotografía con la oreja visible:
lo
que cuenta es su forma, no lo que oye.
¿Qué
oye?
El
fragor de las trituradoras de papel.
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