Brindemos
al cruzar la medianoche.
Gocemos
del amor en los abrazos.
No
debemos llamar trivial derroche
lo
gastado en trenzar humanos lazos
Cantamos
y bailamos.
Esperamos
que el cielo
nos
conceda salud,
paz,
amor y dinero.
¡Que
el deseo se cumpla
en
feliz Año Nuevo!
Suman
doce las uvas de la suerte
y
doce campanadas da el reloj.
Racimos
y campanas en la noche
son
abrazos y besos del amor.
Las
uvas de la vida
con
el tiempo serán el dulce néctar
de
la última alegría,
cuando
al fin el espíritu despierta.
Hermosos nacemos,
como
nuevas uvas.
Añejos
seremos
cual
vino en las cubas.
No
temamos al ver pasar el tiempo
arruinando
los cuerpos poco a poco,
cual
las uvas seremos Vino Nuevo
en
un cielo que espera venturoso.
¡Qué
inocentes son los niños!
¡Qué
expertos son los ancianos!
De
las uvas, el buen el vino,
es
mejor al cumplir años.
De
la hermosa lozanía
vamos
a la madurez.
Las
uvas se harán un día
el
néctar de nuestra prez.
El
niño mira al futuro.
El
anciano mira al cielo.
En
el racimo, las uvas,
tienen
su destino incierto,
pueden
ser uvas de mesa
o
sabroso Vino Nuevo.
Nacemos
en la tierra, en este mundo,
como
flores de bellas primaveras,
y
el tiempo nos acerca, vagabundo,
al
eterno verdor de las praderas,
brotaremos
del cuerpo moribundo
en
celestiales horas venideras.
Un
año termina ahora.
Un
año nuevo comienza.
Toda
la vida es hermosa
si
vamos hacia la meta
con
ilusión en la alforja
y
con fe en la Providencia.
Amanece
un nuevo año
sobre
el mar de nuestra vida.
¡Que
calme el ángel del cielo
las
mareas de la vida!
El
paso de un año a otro
es
tiempo de reflexión,
de
iluminar los rincones
oscuros
de humano error,
de
reanudar la vida
a
la luz de eterno Sol.
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