Cuando
era primavera en España:
junto
a la orilla de los ríos,
las
grandes mariposas de la luna
fecundaban
los cuerpos desnudos
de
las muchachas
y
los nardos crecían silencios
dentro
del corazón
hasta
taparnos la garganta.
Cuando
era primavera.
Cuando
era primavera en España:
todas
las playas convergían en un anillo
y
el mar sonaba entonces,
como
el ojo de un pez sobre la arena,
frente
a un cielo más limpio
que
la paz de una nave, sin viento, en su pupila.
Cuando
era primavera.
Cuando
era primavera en España:
los
olivos temblaban
adormecidos
bajo la sangre azul del día,
mientras
que el sol rodaba
desde
la piel tan limpia de los toros,
al
terrón en barbecho
recién
movido por la lengua caliente de la azada
Cuando
era primavera.
Cuando
era primavera en España:
los
cerezos en flor
se
clavaban de un golpe contra el sueño
y
los labios crecían
como
la espuma en celo de una aurora,
hasta
dejarse nuestro cuerpo a su espalda,
igual
que el agua humilde
de
un arroyo que empieza.
Cuando
era primavera.
Cuando
era primavera en España:
todos
los hombres olvidaban su muerte
y
se tendían confiados, juntos, sobre la tierra
hasta
olvidarse el tiempo
y
el corazón tan débil por el que ardían.
Cuando
era primavera.
Cuando
era primavera en España:
yo
buscaba en el cielo.
yo
buscaba
las
huellas tan antiguas
de
mis primeras lágrimas
y
todas las estrellas levantaban mi cuerpo
siempre
tendido en una misma arena,
al
igual que el perfume, tan lento,
nocturno,
de las magnolias.
Cuando
era primavera.
Pero,
¡ay!, tan sólo
cuando
era primavera en España.
Solamente
en España,
antes,
cuando era primavera.
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